Europa está viviendo uno de los cambios más profundos de su historia reciente: una reconfiguración de su modelo energético y económico para afrontar la crisis climática. Este proceso, impulsado por el Pacto Verde Europeo y reforzado con los objetivos climáticos para 2030, no será solo tecnológico o ambiental, será, sobre todo, social. Porque de nada servirá descarbonizar la economía si ese avance deja atrás a millones de personas.