Harvey Weinstein “no es tan malo” y Blake Lively “no es tan buena”: cómo la derecha estadounidense ha dado la vuelta a la tortilla

hace 3 semanas 12

Las guerras culturales, decía Ayn Rand, pueden parecernos incruentas, pero nadie en su sano juicio debe permitirse el lujo de perderlas. Los discípulos contemporáneos de Rand, que son muchos y muy ilustres, no pierden de vista la lección de la madre del objetivismo y el narcisismo fértil. Para ellos, cualquier oportunidad es buena cuando se trata de imponer tu agenda y captar nuevos prosélitos, ya sea el color de la piel de las princesas Disney, el sexo, la identidad de género o la tendencia sexual de los iconos de la gran pantalla o el óptimo nivel de bronceado que cabe exigirle a los testículos de un hombre de bien.

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