El mes sagrado del Ramadán, el noveno del calendario islámico, es reconocido sobre todo por el ayuno que la mayoría de musulmanes observa desde el alba hasta la caída del sol; uno de los cinco pilares de la religión. La esencia del mes, que este año coincide casi exactamente con marzo, radica en un cierto repliegue espiritual y un fortalecimiento de los lazos familiares y comunitarios. Pero también, irónicamente, en torno a la comida y a un pico de consumo.