¿El Roto en alguna academia? No me joda

hace 1 día 6
Andrés Rábago, 'El Roto', en su estudio de Madrid.

Deduzco que ese pobre escribiente que durante una parte decisiva de su vida trabajó en el departamento de cartas muertas de Correos, esas que nunca llegaron a su destino, las de amantes que deseaban reencontrarse, de relaciones familiares o amistosas que se rompieron, aquel desolado fulano llamado Bartleby, se murió sin el menor ruido, como había malvivido. Ese personaje es una de mis obsesiones cada vez más fijas. Y es tan real como pesaroso. Pero tengo algunos consuelos. Por ejemplo, yo encuentro todos los días un placer ritual, hecho de amargura, lucidez, sarcasmo, piedad, militante mala hostia, hacia el estado de las cosas, algo que me provoca un rictus, pero también compañía, admiración y agradecimiento hacia alguien que día a día y de forma prodigiosa expresa en una viñeta lo que tú piensas y sientes ante el estado de las cosas. Casi siempre en términos de desolación. Es lo que expresaba una canción genial e incontestable de Santos Discépolo titulada Cambalache: “Que el mundo ha sido, fue y será una porquería ya lo sé. En el 506 y en el 2000 también”.

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