“¿Qué tal si asumimos nuevamente la formación del pensamiento crítico como una vanguardia educativa?”
Por Simón Vargas.
Es bien sabido que el sistema educativo colombiano ha sido estructurado tradicionalmente a partir de un modelo pedagógico anglosajón, exclusivamente curricular, determinado por bloques de contenidos estandarizados, que se decretan de antemano y que a través de disposiciones normativas aterrizan en la escuela para ser depositados por parte del docente hacia el alumno en una relación vertical y acrítica de poder. Considerando este argumento, la educación se reconoce como un proceso depositario del conocimiento, que suele reducir su praxis únicamente a procedimientos de enseñanza-aprendizaje. Una perspectiva utilitarista de la educación, en términos freirianos: una concepción bancaria de la educación.
Pensar a contrapelo la educación implica reflexionar dialécticamente dos tensiones que destacan de la afirmación: en primer lugar, se hace necesario recuperar el gesto de pensar como movimiento cognitivo de las representaciones mentales, como asimilación simbólica del mundo que está siendo reemplazado por el despliegue vertiginoso de la inteligencia artificial. La evidencia acumulada hasta la fecha señala que preferimos no pensar y la tendencia es a que cada vez lo hagamos menos. La IA piensa y pensará por nosotros. En segundo lugar, supone reconocer y afirmar otras historias no oficiales ni hegemónicas de la educación, que trasciendan la idea enquistada en los imaginarios colectivos de la educación subordinada a enfoques militares y modelos empresariales. En el marco de estas tensiones se vuelve imprescindible, a partir de un ejercicio de concienciación, reivindicar la educación como práctica de la libertad.
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Desde una perspectiva crítica, la educación es el medio por el cual un individuo se autodetermina a sí mismo, responsabilizándose de su existencia de cara a la realidad social, reconociéndose como sujeto histórico, siendo más consciente de su realidad cercana y confrontándose con sus herencias y sus situaciones de opresión para emanciparse (Muñoz, 2018). Siguiendo esta premisa, la pregunta por la formación humana cobra relevancia en el escenario de la discusión, conlleva un interés no afirmativo y exclusivamente emancipatorio, que busca trascender las prácticas educativas como técnica e instrucción que mantienen la tradición y socavan las libertades individuales a partir del amoldamiento y entrenamiento de un sujeto ideal predeterminado por una fuerza o interés externo. Entre muchas de las ideas que destacan desde esta perspectiva, se resalta que las praxis educativas para la superación del adoctrinamiento y la alienación, por no decir fascismo, deben tener un déficit tecnológico.
En nuestro contexto, no es grato vivenciar cómo en favor de prácticas y narrativas como innovación educativa, inteligencia artificial, estandarización, digitalización (en síntesis, tecnología educativa), se esté sacrificando la formación del pensamiento crítico en todos los niveles; desde los lugares donde se administra la educación, hasta la relación primordial docente-alumno en el aula. La reflexión crítica siempre será un seguro moral, fundamental en toda praxis que se reconozca a sí misma como formativa y educativa; pero parece ser que está perdiendo el pulso contra los discursos políticos y económicos hegemónicos que sencillamente dictaminan qué tipo de profesional humano requiere el mercado para reproducir la fuerza de trabajo y así mismo reproducir el sistema.
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En las perspectivas críticas de la educación, tanto por sus bases antropológico-filosóficas como por su potencial crítico-transformador, encontramos las condiciones de posibilidad para que los seres humanos, formándose a sí mismos y en y para la comunidad, desplieguen todas sus potencialidades intelectuales y praxeológicas para ejercer presión hacia afuera a través del pensamiento y las acciones políticas comprometidas, que finalmente contribuyan a la liberación de las distintas formas de opresión de las sociedades totalitarias modernas.
¿Qué tal si asumimos nuevamente la formación del pensamiento crítico como una vanguardia educativa?
Referencias bibliográficas
Freire, P. (2022). Pedagogía del oprimido. Siglo XXI Editores.
Muñoz, D. (2018). Corrientes pedagógicas críticas: Propuestas educativas y formativas para la emancipación humana. Revista Kénosis, vol. 6, n.° 11.