Noboa arrebata el control de las cárceles al crimen organizado

hace 2 meses 21
Familiares de las personas privadas de libertad esperan para ingresar a una cárcel en Guayaquil (Ecuador), el 17 de julio.

El perímetro de la cárcel de Guayaquil tiene menos militares custodiando el exterior. Lo que ocurre adentro está todavía bajo el blindaje de las Fuerzas Armadas que instalaron campamentos desde el 9 de enero en las prisiones más peligrosas de Ecuador, tras el decreto presidencial de conflicto armado interno, que autorizó su ingreso a las celdas de los reos, que por norma están impedidos a custodiar las prisiones. La violenta coyuntura de los primeros días del año, en los que siete cárceles fueron secuestradas por los presos, empujó a la medida extrema. Desde entonces los presos pasan sus días bajo régimen militar. Se levantan temprano. Limpian los diminutos cuartos donde viven hacinados. Salen al patio por grupos a ejercitarse bajo la orden de un oficial. Y vuelven a la celda donde pasan la mayor parte del tiempo, finalmente, incomunicados. El control también se ha establecido mediante la tortura. Bajo estos códigos, las cárceles de Ecuador cumplen siete meses sin masacres, el mayor periodo de tiempo en los últimos tres años, después de que se registraran más de una docena de eventos violentos entre las bandas criminales que se alojan en las prisiones, y asesinaran cruelmente a cerca de 500 personas.

Seguir leyendo

Una policía verifica los datos personales de los familiares que ingresaran a la Penitenciaría del Litoral, en Guayaquil, el 17 de julio.Personas privadas de libertad realizan ejercicios guiados por personal militar en el penal de Cotopaxi, en febrero.
Leer el artículo completo