Unos 200 gramos de pan, 300 gramos de cebolla, 80 gramos de carne, 30 de arroz y habas secas, muchas, tres cuartos de kilo. Es lo que comieron los 508 presos de la Prisión Provincial de Murcia el 2 de junio de 1945. Ese mismo día, los 47 reclusos que estaban en la enfermería recibieron además dos huevos y un pequeño trozo de merluza. Así consta en el acta de extracción de racionado que se elaboró en el penal aquel día, un menú que era prácticamente idéntico a lo largo de cada jornada, de cada mes, y que, muy lentamente, fue variando con el paso de los años. Al final de la dictadura, en 1971, el rancho incluía ya costillas de cerdo, pollo, bacalao, mortadela o incluso medio huevo para los prisioneros sanos.