A José Adolfo Macías, alias Fito, le costó trabajo pronunciar las palabras: “Sí, acepto, su señoría”. La frase, aunque breve, selló el destino del hombre que por años sembró terror desde dentro y fuera de las cárceles ecuatorianas. El líder de Los Choneros, una de las organizaciones criminales más temidas de Ecuador, aceptó su extradición a Estados Unidos, donde lo esperan siete cargos por narcotráfico y tráfico de armas. La justicia estadounidense ha seguido de cerca los pasos del capo, considerado una pieza clave en el entramado del narco en América Latina, con conexiones que cruzan fronteras y corrompen instituciones.