La Administración de Donald Trump ha dejado claro que no dejará que nada se interponga en su campaña de deportaciones masivas, ni siquiera sus propios funcionarios. Con ese fin, el Departamento de Seguridad Nacional ha empezado a realizar pruebas de polígrafo a sus empleados para determinar quién podría estar filtrando información sobre las redadas migratorias, después de que varias filtraciones frustraran recientes operaciones en Estados como California o Colorado. Tanto Noem como el zar de la frontera, Tom Homan, han achacado las cifras de detenciones del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), inferiores a las previstas y a lo exigido por el presidente, a estos soplos.