Responder a un mensaje largo y elaborado con un escueto y tajante “ok”. Escribir “jaja” ante una anécdota supuestamente desternillante que invita a saber más. Poner el emoji que lanza un beso en una conversación controvertida que exige debate para dar a entender que no hay más que hablar. Estas son algunas de las formas de cambiar el tono y poner fin de forma repentina a una charla digital. Así es el dry texting o los “mensajes secos”, una manera pasivo-agresiva de responder con monosílabos, frases cortas y tajantes o emojis que cortan el ritmo conversacional mientras introducen un halo de desconexión e incomodidad.