Desde hace más de una semana, Perú busca por cielo, mar y tierra a una alférez que estaba por graduarse como piloto. El 20 de mayo, un comunicado de la Fuerza Aérea del Perú (FAP) emitió la alerta: habían perdido contacto con una de sus aeronaves en las inmediaciones de la isla Zárate, en la Reserva Nacional de Paracas, una zona protegida a 260 kilómetros al sur de Lima. Al timón iba Ashley Vargas Mendoza, de 24 años. Se trataba de su último vuelo para recibirse como piloto militar. Aquella prueba final se ha convertido, con el correr de los días, en una desgracia que mantiene en vilo al país.