Cuenta Eskil, uno de los hijos del artista cubano Wilfredo Lam (1902-1982), que su padre era famoso y a la vez desconocido. La vida de Lam, como su obra, era compleja y, por lo tanto, difícil de sintetizar y clasificar, lo que hizo que durante mucho tiempo fuera tratado como una figura marginal dentro de la historia del arte occidental, pese a ser uno de los pioneros del modernismo. Ahora el Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York quiere rendirle el merecido tributo que nunca tuvo en vida. When I don’t sleep, I dream (Cuando no duermo, sueño) es la primera gran retrospectiva de Lam en Estados Unidos y la exhibición con la que Christophe Cherix se estrena como nuevo director del MoMA.

hace 9 horas
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