
Un tipo tranquilo
Resumen: Vencedor de una carrera hacia la gloria que no sabía que estaba corriendo, y que en cierto grado le molesta que comparen con una, Gurnah salió airoso allí donde varios titanes que le precedieron fracasaron
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La cosa con Abdulrazak Gurnah (Nobel 2021) es que sus fotografías en internet están fidedignamente al día con la imponente apariencia de su yo actual. No ha caído en la trampa de la vanidad de otros escritores que se dejaron fotografiar durante sus años mozos en algún estudio por allá a principios de siglo y vienen tirando de aquel recuerdo difuso hasta hoy. Por ello, cuando le ves caminando por la calle en el centro de Madrid, como un paisano más, se le puede identificar rápidamente y eso fue justamente lo que nos sucedió a todos los que formábamos a las afueras de la Fundación Telefónica sólo para escucharlo hablar, en una fila kilométrica que le daba la vuelta a la manzana.
De paso por la ciudad con ocasión del lanzamiento de su novela “Un Largo Camino”, la última de su canon y la primera desde que fue investido con la inmortalidad sueca, Gurnah saca tiempo para conversar con nosotros los meros mortales sobre algunos temas centrales de su obra, tales como el desarraigo y la soledad de la migración, los cuales se ven reflejados de manera tremendamente coherente en su propio ser, como buen africano educado en las maneras inglesas que es. Dicha melancolía de saberse lejos de sus raíces, atrapados sus sentimientos entre dos aguas que lo halan al tiempo hacia el pasado y el futuro, hacen que su literatura (aunque él así no lo crea) identifique a todo un continente en nuestro imaginario colectivo.
Vencedor de una carrera hacia la gloria que no sabía que estaba corriendo, y que en cierto grado le molesta que comparen con una, Gurnah salió airoso allí donde varios titanes que le precedieron fracasaron, como el mítico Chinua Achebe o más recientemente el inmortal Ngugi Wa Thiongo. Su legado deja el listón muy alto para las nuevas, aunque espectacularmente prometedoras, voces que vienen remando desde atrás, como la nigeriana Chimamanda Ngozi Adichie, el senegalés Mohamed Mbougar Sarr (Premio Goncourt 2021), la marroquí Leïla Slimani (Premio Goncourt 2016) o el sudafricano Damon Galgut (Premio Booker 2021). Una generación que viene pisando fuerte fuera de sus fronteras natales y que seguramente le dará muchas alegrías al África en los años venideros.
Conforme avanza la conferencia te vas dando cuenta de que en las distancias cortas Gurnah es como ese profesor de la universidad (en su caso, la de Kent en Canterbury) al que no sabías con certeza si le caías bien o le caías mal. Lejano por momentos, aunque con un trato de inapelable deferencia, te saca de la chistera una broma sin esfuerzo como te mete un zasca si te pasas de pretencioso con tus preguntas. Correcto sin florituras de más y ajeno a la necesidad de fingir para agradar a nadie, nuestro autor es tan transparente como sus relatos, un tipo tranquilo sin ínfulas mesiánicas de transformador de la literatura que lo único que quiere es volcar en el papel lo que le nace de dentro sin mayores intenciones que dejar salir toda esa nostalgia por su patria que lleva en silencio.
Las opiniones que aquí se publican son responsabilidad de su autor.

Redacción Minuto30
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