“Reducir la brecha alimentaria es una tarea de toda la sociedad”: Programa Mundial de Alimentos

hace 6 días 8

El director de país del Programa Mundial de Alimentos (PMA) en Colombia, Nils Grede, visitó Medellín para firmar una carta de entendimiento con la Gobernación de Antioquia.

En esta entrevista, comparte detalles sobre los desafíos y avances en la lucha contra el hambre en el departamento, y el impacto que la inseguridad alimentaria tiene en el país.

“Medellín es la segunda ciudad más importante de Colombia y la capital de Antioquia, un departamento que enfrenta tanto logros como desafíos en los temas que trabajamos en el PMA, como el objetivo “Hambre Cero”. Hoy, venimos a firmar una carta de entendimiento con el gobernador para trabajar más de cerca en varios frentes, como el mejoramiento de la alimentación escolar, el apoyo a cooperativas rurales y el fomento de medios de vida sostenibles en zonas alejadas. El objetivo es colaborar con la Gobernación para ejecutar su plan de desarrollo en estas áreas clave”.

“Antioquia ha avanzado, pero aún queda camino por recorrer. Según el Plan de Desarrollo, el departamento ha alcanzado el 73% de sus metas en este ámbito, lo cual es positivo, considerando que aún faltan seis años para llegar a 2030, el plazo fijado para cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Sin embargo, sigue habiendo desafíos significativos. Por ejemplo, el 27% de los niños en Antioquia están en riesgo de desnutrición crónica, que es especialmente grave porque afecta su desarrollo cerebral y físico, dejando secuelas de por vida. Además, el 7% de los niños están en riesgo de desnutrición aguda, que es aún más peligrosa, ya que puede llevar rápidamente a la muerte”.

“En Colombia, 13 millones de personas (el 25% de la población) viven en inseguridad alimentaria, y en Antioquia, la cifra es similar: 1,8 millones de personas, un 26% del total. Lo que destaca en el país es la inequidad: mientras que en departamentos como San Andrés solo el 3% de la población está en esta situación, en La Guajira alcanza el 59%. Medellín tiene un índice más bajo, con un 15%, pero en zonas rurales de Antioquia, como el Bajo Cauca y Urabá, los niveles son mucho más altos”.

“Es cierto. En las zonas urbanas, las personas compran su comida, y aunque la pobreza puede limitar el acceso a una dieta equilibrada, tienen más opciones. En las áreas rurales, aunque producen alimentos, suelen ser básicos, como tubérculos o maíz, que no cubren las necesidades nutricionales completas. Los alimentos ricos en proteínas, como carne, pescado o lácteos, no los producen y son costosos para ellos. Además, la falta de infraestructura en regiones como el Vichada o la Amazonía eleva aún más los precios de estos productos”.

“El principal obstáculo es la pobreza monetaria. Un estudio que realizamos mostró que un 40% de los colombianos no tiene ingresos suficientes para costear una dieta nutritiva. Aunque la pobreza ha disminuido, muchos hogares aún no pueden permitirse una alimentación adecuada. Además, los altos precios de los alimentos complican aún más la situación, especialmente en las regiones más alejadas”.

“Sí, aunque hemos visto una leve mejoría desde los peores momentos de la pandemia. En 2020, el 30% de los colombianos vivía en inseguridad alimentaria, y en 2023 la cifra bajó al 25%. Parte de esta mejoría se debe a la recuperación económica tras el COVID-19, pero la inflación sigue siendo un problema grave. Para las personas que viven al límite de la pobreza, un aumento en los precios de los alimentos las obliga a tomar decisiones difíciles, como reducir el tamaño de las porciones, endeudarse o vender bienes productivos, como animales o herramientas, lo que afecta aún más su capacidad de generar ingresos”.

“Es un desafío que requiere el esfuerzo de toda la sociedad. Un ejemplo concreto es el programa de alimentación escolar, que ha demostrado ser muy efectivo. Este programa, que se implementa en muchos países, incluidos Colombia y Antioquia, no solo mejora la nutrición de los niños, sino que también aumenta la asistencia escolar. Las familias tienen un incentivo adicional para enviar a sus hijos a la escuela, sabiendo que recibirán una comida caliente. Es una medida que ayuda a combatir tanto la pobreza como la inseguridad alimentaria”.

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