“Quiero dejar huella en el DIM, diario doy el 100%”

hace 1 semana 10

Es un hombre tranquilo. Habla con serenidad y cuando se expresa hace gestos refinados con las manos. Si le preguntan por su historia de vida se le escapan sonrisas. Algunas veces, también, se le pierde la mirada al recordar los momentos duros por los que ha pasado.

Pero sobre todas las cosas, al arquero titular del DIM, Éder Chaux, le brota una expresión de alegría cuando habla de su familia: nombra a sus dos hijas y los ojos le brillan como dos luceros. Ellas y su esposa son su motivación, lo que lo inspira a seguir adelante. Conversamos con la figura del Poderoso en sus últimos partidos.

¿Cómo lo hace sentir el buen momento que tiene con el DIM?

“Esos resultados positivos lo llenan a uno de mucha satisfacción. Creo que trabajo y entreno bien. Eso se refleja a la hora de competir y los resultados vienen por sí solos. Para mí es importante enfocarse, mejorar. Soy perfeccionista y siempre busco crecer, no solo en lo deportivo, sino en lo personal”.

“Con el paso de los años uno va madurando. Cuando estaba más joven no prestaba tanto atención a los detalles mínimos que marcan la diferencia. Ahora me entreno bien, trato de estar siempre bien ubicado, tener una buena postura, contar con bueno guantes para atajar. También me cuido en la alimentación, dormir bien. Eso, con el paso del tiempo, lo ayuda a uno a mejorar y lo lleva a estar en óptimas condiciones para responder al 100%”.

¿Qué hace para cuidarse fuera de la cancha?

“Por lo general salgo de entrenar al mediodía y me dirijo a mi casa. Almuerzo con mi esposa, guardando siempre una buena dieta. Después me tomo una siesta. Si no tengo ese momento de descansar en la tarde me siento estresado. Ese descanso para mí es fundamental. Luego llegan mis hijas del colegio, que son lo más importante para mí, y me dedico a compartir tiempo en familia. Ellas van primero, el resto de cosas vienen después”.

¿Cómo es la relación de sus hijas con su carrera de futbolista?

“Mi hija mayor tiene 7 años y ahora entiendo mejor el contexto del fútbol y todo lo que genera, desde lo pasional, en los hinchas. Hace poquito pasó un episodio con ella donde un niño le habló mal de mí por un gol que nos hicieron y él pensaba que fue por un error mío. Eso fue algo que le dolió. Yo hablé con ella y le dije que estuviera tranquila, que había personas que daban sus opiniones y eso era respetable. También está la otra cara de la moneda: disfrutan de ir al estadio, ver los partidos y tomarse fotos con Fidel, la mascota del DIM”.

¿Le duelen las críticas fuertes, como la de la jugada del autogol en la Copa Sudamericana?

“Con el paso del tiempo yo he aprendido que en el fútbol hay cosas que uno puede controlar y otras que no. Las opiniones de la gente y los medios son respetables, pero al final uno es el que vive las situaciones en la cancha y desde adentro todo se ve diferente. Por eso trato al máximo de estar enfocado en lo mío. Al final un jugador siempre tiene que salir adelante con profesionalismo. Eso es el fútbol y uno debe ser inteligente para manejarlo”.

¿Es fácil separar los “malos momentos” profesionales cuando se llega a la casa?

“Yo trato de no llevar los problemas de la cancha a la casa. No niego que a uno lo afectan cosas como lo que pasó en la Copa Sudamericana, que es algo que aún duele, pero busco la manera de que eso no sea una carga también para mi familia. Obviamente no voy a negar que me cuesta cuando perdemos, cuando uno queda comprometido en alguna jugada de gol, pero busco la manera de tener fortaleza mental. También hemos logrado que ellas entienda cuando necesito mi espacio, estar solo”.

¿Cómo trabaja la parte mental?

“Lo hemos venido trabajando mucho con el profe Restrepo. Él se ha enfocado en que fortalezcamos esa parte por la situación deportiva que hemos vivido últimamente. En mi lado personal, yo trabajo mucho lo mental con Dios. Me enfoco mucho en su palabra, descanso en su palabra, en sus promesas, eso a mí me llena de fortaleza no solo en lo laboral, sino en todas las áreas”.

¿Por qué decidió ser arquero?

“Mi crianza fue en el barrio La Francia de Ibagué. Allí salía a jugar desde muy chiquito con los amigos. Me gustó y mi papá tuvo la iniciativa de llevarme a la escuela de formación del Deportes Tolima. Recuerdo que la primera vez que fui, el entrenador me preguntó por la posición que me gustaba y le dije que de arquero. Analizando con el paso de los años, creo que fue porque mis primos y tíos siempre taparon en los torneos de micro, banquitas. De ahí el gusto por el arco”.

¿Cómo recuerda el proceso de formación?

“Empecé a los seis años. Hice todo el proceso de la inferiores en el Deportes Tolima. Mi mamá me llevaba, me acompañaba. Estuve varias veces en las selecciones Tolima. En la categoría infantil pude compartir con James Rodríguez. Fue una experiencia muy bonita. Todo eso me ayudó a llegar a ser profesional”.

¿Cómo era esa relación con James de pequeño?

“James estaba en Academia Tolimense. Nos encontrábamos cuando íbamos a la Selección Tolima con la que fuimos campeones. Él desde niño hacía goles increíbles. Recuerdo que cuando nos enfrentábamos en la Liga, uno sabía que ese loco le iba a pasar por encima. Uno sufrís como arquero. Luego se fue para Envigado y perdimos un poco contacto”.

¿Y solo se reencontraron en la Selección Colombia?

“Sí. En 2020 me recibió muy bien. En ese momento hablamos de los recuerdos de niños, de la Selección Tolima, del Parque Deportivo, del barrio Jordán donde vivía. Fue bonito saber que esa amistad seguía viva”.

¿Qué tan difícil fue llegar a ser futbolista profesional?

“Mucho. Hubo un momento en que pensé que no se iba a dar. Es que para uno como arquero es mucho más difícil porque es solo una posición y hay pocas oportunidades para los jóvenes. De hecho, estudié Ingeniería Civil, Administración de Empresas y Contaduría. Pensé que la vida se iría por ese lado y al final llegó la oportunidad, y en los equipos en que he estado, he logrado crecer mucho”.

Es un hombre tranquilo. Habla con serenidad y cuando se expresa hace gestos refinados con las manos. Si le preguntan por su historia de vida se le escapan sonrisas. Algunas veces, también, se le pierde la mirada al recordar los momentos duros por los que ha pasado.

Pero sobre todas las cosas, al arquero titular del DIM, Éder Chaux, le brota una expresión de alegría cuando habla de su familia: nombra a sus dos hijas y los ojos le brillan como dos luceros. Ellas y su esposa son su motivación, lo que lo inspira a seguir adelante. Conversamos con la figura del Poderoso en sus últimos partidos.

¿Cómo lo hace sentir el buen momento que tiene con el DIM?

“Esos resultados positivos lo llenan a uno de mucha satisfacción. Creo que trabajo y entreno bien. Eso se refleja a la hora de competir y los resultados vienen por sí solos. Para mí es importante enfocarse, mejorar. Soy perfeccionista y siempre busco crecer, no solo en lo deportivo, sino en lo personal”.

¿Por qué se considera perfeccionista, qué lo hace pensarse así?

“Con el paso de los años uno va madurando. Cuando estaba más joven no prestaba tanto atención a los detalles mínimos que marcan la diferencia. Ahora me entreno bien, trato de estar siempre bien ubicado, tener una buena postura, contar con bueno guantes para atajar. También me cuido en la alimentación, dormir bien. Eso, con el paso del tiempo, lo ayuda a uno a mejorar y lo lleva a estar en óptimas condiciones para responder al 100%”.

¿Qué hace para cuidarse fuera de la cancha?

“Por lo general salgo de entrenar al mediodía y me dirijo a mi casa. Almuerzo con mi esposa, guardando siempre una buena dieta. Después me tomo una siesta. Si no tengo ese momento de descansar en la tarde me siento estresado. Ese descanso para mí es fundamental. Luego llegan mis hijas del colegio, que son lo más importante para mí, y me dedico a compartir tiempo en familia. Ellas van primero, el resto de cosas vienen después”.

¿Cómo es la relación de sus hijas con su carrera de futbolista?

“Mi hija mayor tiene 7 años y ahora entiendo mejor el contexto del fútbol y todo lo que genera, desde lo pasional, en los hinchas. Hace poquito pasó un episodio con ella donde un niño le habló mal de mí por un gol que nos hicieron y él pensaba que fue por un error mío. Eso fue algo que le dolió. Yo hablé con ella y le dije que estuviera tranquila, que había personas que daban sus opiniones y eso era respetable. También está la otra cara de la moneda: disfrutan de ir al estadio, ver los partidos y tomarse fotos con Fidel, la mascota del DIM”.

¿Le duelen las críticas fuertes, como la de la jugada del autogol en la Copa Sudamericana?

“Con el paso del tiempo yo he aprendido que en el fútbol hay cosas que uno puede controlar y otras que no. Las opiniones de la gente y los medios son respetables, pero al final uno es el que vive las situaciones en la cancha y desde adentro todo se ve diferente. Por eso trato al máximo de estar enfocado en lo mío. Al final un jugador siempre tiene que salir adelante con profesionalismo. Eso es el fútbol y uno debe ser inteligente para manejarlo”.

¿Es fácil separar los “malos momentos” profesionales cuando se llega a la casa?

“Yo trato de no llevar los problemas de la cancha a la casa. No niego que a uno lo afectan cosas como lo que pasó en la Copa Sudamericana, que es algo que aún duele, pero busco la manera de que eso no sea una carga también para mi familia. Obviamente no voy a negar que me cuesta cuando perdemos, cuando uno queda comprometido en alguna jugada de gol, pero busco la manera de tener fortaleza mental. También hemos logrado que ellas entienda cuando necesito mi espacio, estar solo”.

¿Cómo trabaja la parte mental?

“Lo hemos venido trabajando mucho con el profe Restrepo. Él se ha enfocado en que fortalezcamos esa parte por la situación deportiva que hemos vivido últimamente. En mi lado personal, yo trabajo mucho lo mental con Dios. Me enfoco mucho en su palabra, descanso en su palabra, en sus promesas, eso a mí me llena de fortaleza no solo en lo laboral, sino en todas las áreas”.

¿Por qué decidió ser arquero?

“Mi crianza fue en el barrio La Francia de Ibagué. Allí salía a jugar desde muy chiquito con los amigos. Me gustó y mi papá tuvo la iniciativa de llevarme a la escuela de formación del Deportes Tolima. Recuerdo que la primera vez que fui, el entrenador me preguntó por la posición que me gustaba y le dije que de arquero. Analizando con el paso de los años, creo que fue porque mis primos y tíos siempre taparon en los torneos de micro, banquitas. De ahí el gusto por el arco”.

¿Cómo recuerda el proceso de formación?

“Empecé a los seis años. Hice todo el proceso de la inferiores en el Deportes Tolima. Mi mamá me llevaba, me acompañaba. Estuve varias veces en las selecciones Tolima. En la categoría infantil pude compartir con James Rodríguez. Fue una experiencia muy bonita. Todo eso me ayudó a llegar a ser profesional”.

¿Cómo era esa relación con James de pequeño?

“James estaba en Academia Tolimense. Nos encontrábamos cuando íbamos a la Selección Tolima con la que fuimos campeones. Él desde niño hacía goles increíbles. Recuerdo que cuando nos enfrentábamos en la Liga, uno sabía que ese loco le iba a pasar por encima. Uno sufrís como arquero. Luego se fue para Envigado y perdimos un poco contacto”.

¿Y solo se reencontraron en la Selección Colombia?

“Sí. En 2020 me recibió muy bien. En ese momento hablamos de los recuerdos de niños, de la Selección Tolima, del Parque Deportivo, del barrio Jordán donde vivía. Fue bonito saber que esa amistad seguía viva”.

¿Qué tan difícil fue llegar a ser futbolista profesional?

“Mucho. Hubo un momento en que pensé que no se iba a dar. Es que para uno como arquero es mucho más difícil porque es solo una posición y hay pocas oportunidades para los jóvenes. De hecho, estudié Ingeniería Civil, Administración de Empresas y Contaduría. Pensé que la vida se iría por ese lado y al final llegó la oportunidad, y en los equipos en que he estado, he logrado crecer mucho”.

¿Sueña con volver a la Selección?

“Sí. Desde el primer día que tuve la oportunidad de vestir la camiseta de la selección fue algo maravilloso. Me sentía orgulloso de poder representar al país porque eso te da a entender que estás entre los mejores de tu país. Entonces todavía anhelo eso. Trabajo con ese sueño en mente. Estoy en Independiente Medellín, pero también tengo ese enfoque en poder volver a la selección”.

¿Qué sueña con el Medellín?

“Yo quiero hacer parte de la historia del DIM, dejar huella, darle muchas alegrías a la hinchada. Por eso lo doy todo en los partidos.

¿Qué sueña como persona?

“Estar junto a mi familia. Brindarle una buena calidad de vida a mi familia. Graduarme como administrador deportivo y ser feliz. Soy consciente de que el fútbol no dura para siempre”.

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