Qué lejos está La Haya, qué cerca Algemesí

hace 5 horas 2

Ocurre casi a diario, cuando el reloj del horno marca más o menos las 14:50 de la tarde. A esa hora, uno de los adultos acaba el postre con rapidez, se levanta de la mesa y empieza a recoger. El resto de los comensales pide que vuelva a su sitio, que aún queda para que ellos acaben. La protesta es leve e inútil. Porque ese adulto responderá lo de siempre, “quiero ver el inicio del telediario”, mientras coge la taza y calienta el café, escoge un par de galletas y acude directo al salón. Como si el mundo fuera a digerirse mejor con hidratos de carbono y leche desnatada.

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