Desde que la Administración de Donald Trump lo incluyó (sin pruebas) en el listado de personas sancionadas por supuestos vínculos con el narcotráfico, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, ha dormido pocas noches en la Casa de Nariño, ese palacio de Gobierno en el corazón de Bogotá que insiste en calificar como frío y feo. En las dos semanas que han transcurrido desde entonces, emprendió una gira por Oriente Medio que lo llevó hasta Arabia Saudí, Egipto y Qatar. Después, el jueves, llegó hasta Belém, en la Amazonia, para visitar al brasileño Luiz Inácio Lula da Silva en la apertura de la cumbre climática de la ONU, la COP30. Y lo recibirá el domingo en la ciudad caribeña de Santa Marta, ya como anfitrión de la cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) y la Unión Europea que su Gobierno lleva meses preparando.

hace 10 horas
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