Cuando uno piensa en delitos ambientales, la mente suele ir a la caza furtiva, los incendios provocados, la contaminación de las fábricas, incluso a los pozos ilegales. “El tráfico de residuos ha pasado a ser la mayor prioridad en Europa dentro de los delitos ambientales”, contrapone Pedro Garrido (Vitoria, 39 años), jefe de Grupo en la Unidad Operativa de Medio Ambiente (Ucoma) de la Guardia Civil y, desde este año, responsable de este tipo de investigaciones en el Seprona, un cuerpo cada vez más especializado en este ámbito.