Para zafarse de lío de la UNGRD, Bonilla dice que son “chismes de prensa”, pero hay pruebas

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El ministro Ricardo Bonilla dijo en reiteradas ocasiones en el Congreso que sus menciones en el caso UNGRD eran chismes de la prensa. Sin embargo, lejos de rumores con el descalificativo a los medios de comunicación, sí hay pruebas de que el ministro usó su influencia para pedirle directamente a Sneyder Pinilla que privilegiara la firma de tres contratos por 92.000 millones de pesos. La respuesta de Pinilla a la asesora del ministro, que insistentemente lo buscó después para preguntarle por los contratos, fue que tuvieron que arreglar los fundamentos de los proyectos para poder concretarlos, porque no tenían las condiciones necesarias.

Bonilla no solo chateó directamente con Pinilla presentándose con su cargo para solicitar el avance de los proyectos, sino que después tuvo una reunión presencial con Olmedo López, aun cuando la UNGRD depende orgánicamente de la Presidencia y en la estructuración de los proyectos Hacienda no tiene un papel preponderante ni de revisor. La defensa del ministro es culpar a la prensa pero hasta ahora ha esquivado las preguntas claves del escándalo. Este es el paso a paso de cómo Bonilla, quien hoy está a cargo de las discusiones del presupuesto y de una nueva reforma tributaria en el Congreso, terminó, no solo salpicado, sino como protagonista de las acusaciones del escándalo de la UNGRD.

“La única persona con la cual sí tuve contacto fue con el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla, por unos temas específicos que me dijo el doctor Jaime Ramírez Cobo de unos créditos de la Nación que se iban a caer si no salían los tres contratos de Cotorra, Saravena y Carmen de Bolívar, en el corregimiento del Salado”, fue la declaración de Pinilla a la Corte Suprema sobre el jefe de Hacienda.

Pero no solo se trata de simples menciones orales en las declaraciones a la Corte y a la Fiscalía. Pinilla entregó los chats que tuvo directamente con tres personas relacionadas con una matriz de contratos, que, de acuerdo con las propias conversaciones, eran necesarios para que se aprobaran los créditos de la nación que Hacienda estaba buscando en diciembre de 2023. Esos créditos tenían que tener un visto bueno de la Comisión Interparlamentaria de Crédito del Congreso.

En las conversaciones se evidencia una presión que, cundo no funcionó por parte de dos funcionarios de nivel medio, como Jaime Ramírez y María Alejandra Benavides, llegó entonces al propio jefe de la cartera que usó su teléfono para escribirle a un subdirector de una entidad que no dependía de su rama. Algo a todas luces poco usual en la administración pública. Bonilla se defendió en el Senado con un error que cometió el congresista del Partido Verde. Hernández habló de las supuestas 16 entradas de María Alejandra Benavides a la UNGRD, información que fue originalmente entregada por un informe de Noticias Caracol. En esa acusación Bonilla tiene razón, porque la María Alejandra Benavides que registró las entradas a la UNGRD no era la asesora del ministro; se trataba de un homónimo. Sin embargo, ese error no hace menos grave los chats en los que sí se habla en detalle de los contratos y se pide agilizarlos.

Los chats con Jaime Ramírez

El 13 de diciembre de 2023 al celular de Pinilla llegó un cuadro enviado por su jefe, Olmedo López. Era una matriz en la que se identificaban tres contratos para Saravena, Cotorra y El Salado. De acuerdo con las declaraciones de ambos testigos, ese cuadro no lo hizo Olmedo López, sino Jaime Ramírez Cobo, asesor de Presidencia y enlace con el Congreso. Dos días después del mensaje de López, al celular de Pinilla llegó otro mensaje directo de Ramírez. “Hola Sneyder, cómo estás? Soy Jaime Ramírez Cobo, asesor Presidencia de la República (SIC)”. Pinilla le respondió: “sobre qué tema, dr?”. Y Ramírez le contestó que le había enviado el cuadro mencionado a Carolina. Se refería a la asesora de Olmedo López.

En la conversación se evidencia que Pinilla le pide hablar de ese tema directamente con Olmedo, quien se había comunicado ya con el ministro del Interior. Pero Ramírez contesta que no es con Luis Fernando Velasco, sino con Bonilla y le envía el número personal del ministro de Hacienda. Ramírez le dice a Pinilla que ese tema es clave y luego le relata que el ministro “se ha intentado comunicar con Olmedo pero no ha podido”. Y concluye con este mensaje: “lo entendemos de verdad, pero se nos van a caer los créditos de la nación. Por eso es la urgencia”.

Este es el cruce de mensajes más importante. Ramírez no solo envió desde Presidencia un cuadro con contratos que la UNGRD debía agilizar, sino que después aceptó que la relevancia de esos contratos era porque el ministro Bonilla necesitaba sacar adelante unos créditos que el Gobierno estaba pidiendo.

Bonilla ha argumentado que como ministro de Hacienda puede preguntar por proyectos, pero no explica por qué estaba usando su influencia para que a partir de unos contratos que nada tenían que ver con los créditos de la nación, se aprobaran esos mismos créditos, lo que la Fiscalía investiga si obedeció o no a un caso de corrupción.

El mismo día en el que Ramírez le escribió a Pinilla, a este último le llegó otro mensaje finalizando la tarde. Ya no se trataba de un simple asesor de la Presidencia, sino del propio ministro de Hacienda. Bonilla se presenta y luego le escribe a Pinilla sobre los contratos. “Buenas tardes subdirector. Preocupado por destino recursos proyectos viabilizados”. Luego de esos mensajes ambos hablaron por llamada y el ministro les solicitó una reunión en su despacho al día siguiente, según Pinilla. La reunión fue confirmada por Olmedo López a la Corte Suprema.

Los chats de Benavides

Luego de la reunión de Olmedo con Bonilla, el director de la UNGRD le dio la orden a Sneyder de que avanzara con los contratos de 92.000 millones. Quien entra en escena entonces es María Alejandra Benavides, la exasesora del ministro de Hacienda. El 15 de diciembre Sneyder Pinilla la busca para coordinar los contratos de los proyectos. Ella responde y luego le hace una petición también inusual: “Hay forma de que les mandemos un mensaje de que se están moviendo?”.

Se refería a los intermediarios de los contratos en los municipios. Pinilla le pidió los contactos y la asesora envió los números de los puentes que tenían los proyectos en las entidades regionales. Luego de ese día, la asesora de Bonilla volvió a escribirle al subdirector para preguntarle por la agilidad de la contratación. Pinilla le respondió que habían tenido que hacer modificaciones a los proyectos y ella escribió: “Perfecto. Qué mensaje le doy al ministro respecto a cumplimiento?”.

Estos tres cruces de chats en días distintos y sobre el mismo tema evidencian que sí hubo una presión de Presidencia y de la cartera de Hacienda para que se transfirieran recursos públicos a tres municipios, porque, como lo dijo Ramírez Cobo, el Gobierno necesitaba aprobar los créditos de la nación.

Aunque no hay ninguna evidencia de que Bonilla se hubiera enriquecido con esos recursos, sí hay varias pruebas que lo vinculan con una posible actuación irregular haciendo uso de su cargo con el manejo de contratos de la UNGRD. La respuesta de Bonilla hasta ahora ha sido culpar a la prensa, pero a la Fiscalía tendrá que explicar el detalle de su participación en esta triangulación que sí existió. El ente acusador dijo que lo llamaría antes de finalizar el año.

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