
Hay en Argentina una actriz y conductora de televisión que algunos vieron por primera vez a principios de los años cuarenta en el cine, otros en los mediodías de la televisión en blanco y negro de los setenta y la gran mayoría en algún dispositivo que seguramente lleve ahora mismo en el bolsillo. Se llama Mirtha Legrand y tiene 98 años. No es correcto considerarla una leyenda, porque la Chiqui, como le dicen, está tan vigente como cuando debutó ante una cámara con 14 años.