Marielena Vélez Muñoz, la pionera del ballet en Medellín

hace 1 mes 11

En su apartamento en El Poblado Marielena Vélez Muñoz guarda los tesoros de una vida dedicada al ballet. Ahí tiene, por ejemplo, un álbum fotográfico que da cuenta de su aprendizaje del baile, de sus primeras actuaciones, de los ensayos con los maestros extranjeros que le revelaron los secretos del oficio y de sus participaciones en la televisión colombiana, por los años en que la industria de la pantalla chica apenas comenzaba su historia en el país. También tiene sus zapatillas de bailarina, convertidas en pieza de colección gracias a un baño de cobre. Todo esto corresponde a una existencia que ha puesto al arte en los primeros puestos de la pirámide de los afectos. Al fin de cuentas, Marielena es una figura clave en la historia y evolución del ballet en Medellín.

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Muy rápido comenzó su idilio con la danza. A los tres años, ya mostraba señales de su pasión cuando, según relata, su padre montaba, cada domingo, un pequeño escenario en el patio de su casa. Sobre una alfombra y acompañada de música clásica, la pequeña ejecutaba sus primeros pasos de ballet. El verdadero despertar de su pasión por el baile llegó cuando tenía cinco años. Su padre, un hombre de talante europeo y amante de las artes, la llevó al Teatro Bolívar para ver una de las muchas compañías rusas que visitaban Medellín en esa época. Fue allí donde Marielena vio por primera vez a la legendaria bailarina Tamara Toumanova interpretar “La muerte del cisne”. El impacto fue tan profundo que ella asistió siete veces a la obra, para estudiar con detenimiento cada movimiento y así replicarlo. “Esa fue la primera vez que supe que quería ser bailarina. Tamara Toumanova fue mi primera inspiración”, dice.

Impulsada por su padre, Marielena prosiguió su formación formal en ballet a los 11 años, cuando se presentó ante el maestro ruso Kiril Pikieris, que estaba de paso en Medellín. Después de ver a Marielena interpretar “La muerte del cisne” el maestro quedó tan impresionado que le ofreció un lugar en su academia. “El maestro ruso vio mi talento, y eso cambió mi vida. A partir de ahí, mi formación en ballet se volvió muy seria”, dice ella.

Este encuentro marcó un punto de inflexión en la vida de la artista, que desde entonces se dedicó por completo a su formación bajo la estricta pero cariñosa guía del ruso. Su talento natural, combinado con disciplina, la llevaron a debutar en la televisión colombiana apenas tres meses después de haber comenzado sus estudios formales en Bogotá. Durante los siguientes dos años, Marielena viajó con frecuencia entre Bogotá y Medellín, compaginando su formación con sus presentaciones en televisión. “La televisión fue una gran plataforma para mostrar mi arte, y fue una experiencia increíble”, recuerda.

Sin embargo, después de varios años de formación y presentaciones en Bogotá, Marielena decidió regresar a Medellín, donde su corazón siempre había estado. Junto a su maestro ruso, fundó una academia de ballet que rápidamente se convirtió en un centro cultural importante en la ciudad. La academia no solo ofrecía formación en ballet, sino que también se convirtió en un refugio para muchos jóvenes que, como ella, soñaban con dedicarse a la danza. “La academia fue un sueño hecho realidad. Ver a tantos jóvenes apasionados por el ballet me llenaba de orgullo”, dice.

La vida de Marielena en Medellín no estuvo exenta de desafíos. A pesar de las dificultades que enfrentó, especialmente en una época en la que el ballet no era tan popular en la región, su dedicación y amor por el arte nunca flaquearon. Con el tiempo, su academia de ballet creció y se consolidó como una de las más prestigiosas de la ciudad. Su influencia no solo se limitó a la formación de bailarines, sino que también ayudó a popularizar el ballet en la ciudad, llevándolo a nuevas audiencias y generaciones.

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A lo largo de su carrera, Marielena ha sido testigo de la evolución del ballet en Medellín. Recuerda con especial cariño los años en los que, junto a su maestro ruso, montaban coreografías y las llevaban a la televisión, contribuyendo así a la difusión del ballet en Colombia. Aunque los tiempos han cambiado, ella sigue activa, compartiendo su vasta experiencia. “El ballet ha cambiado mucho en Medellín, pero siempre he estado orgullosa de ser parte de su evolución”, dice.

Esa pasión por el baile hizo que en los setenta publicara el que quizá es el primer libro escrito por una antioqueña sobre el ballet. El trabajo bibliográfico estuvo pensado para dar los conocimientos básicos de la danza a quienes se interesaran en ella. Ese es otro de los tesoros artísticos que Marielena conserva en su casa.

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