Mari Leivis y Yeison, la historia de sacrificios de dos medallistas que le dieron un día plateado a Colombia

hace 2 meses 27

Un viernes de gloria tuvo el deporte colombiano en los Juegos Olímpicos de París-2024 tras la obtención de dos medallas de plata, esta vez por cuenta de los pesistas Mari Leivis Sánchez, nacida en Turbo, Antioquia, y Yeison López, natural de Istmina, Chocó, pero formado como atleta en el Valle de Cauca.

Dos figuras forjadas con esfuerzo y sacrificio en medio de carencias y dificultades, que demuestran la riqueza de talentos que hay en todas las regiones del país, y que se unen al cucuteño Ángel Barajas que también obtuvo plata en la gimnasia artística.

La halterofilia se ratificó como la disciplina que más alegrías le ha dado a Colombia en la historia de los Juegos Olímpicos, con 11 preseas (2 oros, 6 platas, 3 bronces), por encima del ciclismo (incluye BMX) que tiene 8 (2-2-4) y el atletismo con 5 (1-3-1), gracias al tesón de 9 deportistas, de los cuales dos (Figueroa y Mosquera) repitieron podio.

María Isabel Urrutia fue la primera pesista nacional en subir a un podio olímpico. Fue en la edición de Sydney en el 2000, donde se colgó un oro en los 75 kilogramos. La otra presea dorada la obtuvo el antioqueño Óscar Figueroa en Río de Janeiro 2016, compitiendo en los 62 kilogramos.

Los metales de plata fueron logrados en Beijing 2008 por Diego Salazar (62 kilogramos) y Leidy Solís (69 kilogramos), Óscar Figueroa en Londres 2012 (62 kg) y Luis Mosquera (67 kg) en Tokio 2021. Más los de ayer en París-2024 con Yeison López (89 kg) y Mari Leivis Sánchez (71 kg).

Mientras que los bronces se alcanzaron en Atenas 2004 con la chocoana Mabel Mosquera (53 kg), en Londres 2012 con su paisana Ubaldina Valoyes (69 kg) y en Río-2016 con Luis Javier Mosquera (69 kg).

*Acreditada por el Comité Olímpico Colombiano, viajando a París gracias a Iberia

Mari Leivis, la mamá medallista de Turbo

mocionada y casi sin palabras quedó la antioqueña Mari Leivis Sánchez tras ganar la presea de plata en los Juegos Olímpicos de París-2024. Ella, que no pudo asistir a Tokio-2021 porque quedó embarazada, había aplazado el sueño de ser medallista, el mismo que hizo realidad este viernes en Francia.

Nacida en Turbo hace 32 años y dedicada a las pesas desde hace 13, superó sus propias marcas y con un total de 257 kilos (112 en arranque y 145 en envión) se quedó con la medalla de plata en la división de los 71 kilogramos. Tercera fue la ecuatoriana Angie Paola Palacios (116-140-256).

La ganadora fue la estadounidense Olivia Reeves, quien impuso récord mundial en arranque con 117, y logró 145 en envión para un total de 262.

La definición de la plata fue emocionante, ya que la colombiana, que había sido cuarta en el arranque, debía superar a sus rivales en envión y por eso solicitó, para su último movimiento, el peso de 145 kilos, algo que no había hecho en entrenamientos. Pero gracias a su fortaleza pudo levantarlo para ser segunda en la prueba.

Mari Leivis es de tez morena, mide 1,59 metros de estatura, y se define como una mujer de mucho ánimo, valiente, a quien pocas veces ven triste, pues “siempre busco soluciones para salir adelante”.

La haltera urabaense se radicó en Medellín desde los 16 años para pulirse en la actividad de los hierros. No cae en lamentos en los momentos difíciles y se mantiene fuerte como le sucedió en febrero pasado cuando sufrió un desgarro en la pierna izquierda que puso en riesgo su participación en la Copa Mundo en Tailandia, último certamen clasificatorio a los Olímpicos.

Cuatro años antes, cuando nació su hijo Ismael Elías, estuvo a punto de retirarse del deporte de alto rendimiento. Preocupada por él, sobre todo por el tiempo que le podría ofrecer, a Mari Leivis se le pasó por la mente trabajar en un restaurante gracias a sus dotes para cocinar, pues dice que prepara un sancocho de gallina y un guisado de pescado exquisitos.

Pero sus entrenadores en Antioquia, Mónica Picón y Juan Ruiz, la convencieron para que continuara en la pesas y tras encontrar el respaldo del padre de su hijo, Luis Carlos Palacios, y de su abuela, María Janeth Castro, siguió entrenando.

“Gracias a Dios no abandoné las pesas. Es mi hijo el que me impulsa a no desfallecer, pero también el deseo de demostrar que sí se pueden alcanzar las metas desde que haya disciplina y amor por lo que se hace”, indicó Sánchez, única pesista paisa en la delegación, antes de la última concentración de un mes de cara a la Olimpiada y luego de haber sido campeona en los Juegos Bolivarianos en Valledupar-2022, Centroamericanos en El Salvador y Panamericanos en Chile-2023.

¿Qué siente ahora que es medallistas olímpica?

“Estoy feliz con el resultado, con la medalla. Se hizo muy bien el trabajo y gracias a Dios logramos la presea, algo que luché día tras día y acá con la ayuda de todo el equipo, y creyendo siempre en que íbamos a cumplir bien la misión. Esto es un premio a ese día a día de superar momentos difíciles, de angustias de jornadas no tan buenas, pero siempre con la convicción del trabajo que se estaba haciendo para buscar este resultado”.

¿Cómo vivió esa final y esos últimos movimientos para confirmar la medalla?

“Viví cada segundo confiada, siendo positiva, segura de lo que estaba haciendo, y eso es algo que debo agradecerle al trabajo sicológico que hicieron porque era una situación que me costaba. En otras ocasione me daba miedo, susto, empezaba a temblar, pero acá con todo lo que hemos hecho me sentía segura, porque además el trabajo de preparación fue fuerte, entonces estaba convencida de que podía lograrlo. Solo pensaba en los movimientos que debía hacer y ya, ni siquiera vi cuanto iba a levantar, por eso al final le pregunté al profe cuánto había sido... risas”.

¿Se imaginaba ser medallista?

“La verdad sí, cuando me acostaba pensaba en eso, visualizaba tocando mi medalla. Yo estaba segura de que iba a luchar y a dejarlo todo por lograrlo, por eso siempre me imaginaba en el podio, con la medalla y por eso me siento muy feliz y orgullosa de haber dejado todo en la plataforma y darle este logro a mi país, a mi gente en Turbo que sé que están muy alegres por esto que hemos logrado”.

¿Qué le dice a su hijo Ismael Elías que está en Turbo con sus padres esperándola?, ¿cuánto tiempo lleva sin verlo?

“No es fácil dejar la familia, llevo cuatro meses sin verlos, estar lejos tanto tiempo es duro, pero gracias a mis padres, hermanos y entrenadores estamos acá. No tengo palabras para expresar la felicidad que tengo, Dios cumplió su promesa porque ni una hoja de un árbol se mueve sin su voluntad y por eso le agradezco poder lograr esto que tanto he anhelado. Fue mucho tiempo el que estuve lejos de mi casa. Lejos de mi niño. Él me decía, mamá cuándo viene. Y ya voy a poder ir mañana, me imagino que todos están muy felices, lo mismo que mis profesores en Medellín y en Turbo porque esto también es de ellos que siempre han estado ahí para respaldarme”.

¿Nunca dudó de que podría estar bien para la competencia a pesar de las lesiones?

“Vivo agradecida con Dios, creí sus promesas y recibí por intermedio de mi madre ese apoyo y esa fe en Él. Gracias al apoyo y las oraciones de mi familia estoy acá. También gracias a los fisioterapeutas y el grupo médico que siempre trabajaron fuerte para que pudiera recuperarme bien y estar en la competencia; por eso esta medalla tiene mucho trabajo, sacrificio y dedicación de mucha gente”.

Yeison, el niño que dejó al Chocó y cumplió su sueño en París

iendo aún un niño (11 años) le tocó abandonar su natal Istmina, Chocó, con un par de botas pantaneras, un pantalón roto y una camisa. Se fue en compañía de su papá y un hermano a Cali, huyendo del conflicto armado de su región entre paramilitares, guerrilla y ejército, y allí encontró más tarde el deporte que este viernes, en París, lo consagró como medallista olímpico.

El pesista Yeison López López, de 24 años, uno de los 8 hijos del hogar que conformaron María Julia y Lucreciano, cumplió el sueño por el que luchó los últimos tres lustros, al conseguir el segundo lugar en la división de los 89 kilogramos, solo superado por el búlgaro Karlos May Nasar, quien además de reclamar la medalla de oro, estableció los récords mundiales y olímpicos en envión (224 kilos) y total (404).

Las marcas de López son en la capital francesa fueron de 180 kilos en arranque y 210 en envión, para un total de 390, con las que superó al italiano Antonio Pizzolato (172-212-384), bronce.

Yeison, quien se rebuscaba la vida vendiendo dulces en las calles de la capital vallecaucana para los pasaje y para ayudarle con los gastos de casa a su tía que lo acogió, según reseñó el Desafío Súper Humanos 2018, reality en el que participó y del que salió antes de la fusión, fue guiado desde los 13 años por su primo Wílmer que practicaba este deporte.

El medallista de plata en París-2024 es conocido como Gokú, nombre del personaje de la serie Dragon Ball, “un niño artista marcial con fuerza sobrehumana”. Ayer celebró a lo Cristiano Ronaldo, a quien admira,

Desde muy chico demostró fuerza para alzar los hierros, tanto así que como juvenil sumó 4 títulos mundiales y fue catalogado como el joven más fuerte del mundo en Olímpic Channel. Su carrera iba en alza, pero tras el Panamericano de Miami en 2017, donde logró tres oros, desapareció de las tarimas por causa de un tema de dopaje.

Un año y medio después, luego de pagar la sanción, regresó al deporte que ama, ya en la categoría mayores. Intentó clasificar a los Juegos Olímpicos de Tokio-2021, pero alcanzó casilla.

Su deseo de mantenerse en la élite de la halterofilia se mantuvo firme y fue el clasificado número 44 de Colombia para las justas de París, donde demostró todo su potencial.

El medallista hizo un llamado para que el Gobierno y las empresas respalden más a los niños de su región. “Sé que si hay más apoyo, un respaldo verdadero al Chocó, no solo vamos a tener un medallista olímpico o mundial, sino muchos, porque es una zona con mucho talento”.

¿Cómo fue ese momento de vender dulces en la calle?

“Para empezar en este deporte tuve muchos momentos difíciles y uno de ellos fue vender dulces en la calle, pero es algo de lo que estoy orgulloso y agradecido porque me formó como persona y lo hice con orgullo, me ayudó mucho, lo hice cuando estudiaba en el Inem Jorge Isaac de Cali”.

¿Cómo fue su arribo a Cali?

“Llegué practicamente con lo que tenía encima, una botas pantaneras, un pantalón y una camisa como desplazado, y el Inem me dio la oportunidad de estudiar. Allí hice la primaria y me gradué de bachiller”.

¿Por qué salieron así del Chocó?

“Soy de Istmina, pero por el conflicto armado un día que salimos a trabajar no pudimos volver a casa, entonces nos tocó caminar mucho para llegar a Cali donde pude tener un mejor futuro con mi familia”.

¿Cómo fue el proceso para lograr esta medalla?

“No ha sido fácil este ciclo olímpico, lo empecé tarde por las lesiones. He tenido problemas de espalda, pero Dios siempre ha sido maravilloso y me ha permitido lograr cosas hermosas. Hace dos meses competí en Tailandia, y me permitió hacer un récord mundial, así que eso me ponía acá como favorito y eso genera presión. Pero gracias a mi equipo de trabajo, que hizo una labor especial, llegué sereno, tranquilo y lo pude lograr”.

¿A quién le dedica la medalla?

“A todas las personas que han estado detrás de mi proceso, a la gobernadora del Valle, a la Federación Colombiana de Pesas, a Indervalle por todo lo que me han permitido, a mi familia, a los colombianos. Acá me sentí respaldado por los que estaban en la gradería y los que estaban detrás de las pantallas que me enviaron todo el respaldo”.

¿Al fallar ese primer intento, cómo vivió la presión de la segunda salida?

“Me enfoco en mi trabajo, en lo fuerte que me he preparado, perder un movimiento genera presión, pero el psicólogo que tenemos ha sido fundamental, nos ha ayudado bastante para manejar la situación y nos ha ayudado para estar fuertes en la competencia”.

¿Qué piensa al tener la medalla en sus manos?

“Estoy viviendo un momento maravilloso porque Dios me recompensó todo lo que hemos vivido, por todo lo que hemos pasado con mi familia. Agradecido porque desde que llegamos a Cali nos acogieron bien y ahora solo quiero llegar a casa para abrazar a mi mamá y decirle que vamos por ese sueño de conseguir la casa”.

Yeison, ¿con el dinero de la medalla espera darle la casa a su familia?

“Con eso y con la ayuda de los colombianos, sé que la gobernadora del Valle también ayuda mucho, siempre me han respaldado y ahora espero es regresar al país, ver a mi madre y lograr ese otro sueño”.

¿Qué significa para usted tener como compañero a Luis Javier Mosquera?

“Él sabe que es mi pana, mi amigo. Me ha ayudado mucho, porque escuchar sus consejos ha sido maravilloso. Escucharlo a él, que ha estado en la gloria, pues es doble medallista olímpico y sabe cómo se disputa este tipo de competencias, es valioso. Así que le agradezco mucho todo siempre”.

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