Marco Verde, el ‘plebe’ de Mazatlán que entusiasma a todo México

hace 2 meses 28

La nariz desviada, la ceja izquierda con un corte, la carcajada a todo pulmón. Marco Verde está magullado, cansado, extasiado. Apenas han pasado algunos minutos de que bajó del ring y está empapado de sudor. La camiseta sin mangas le pesa, el vendaje de los puños aún está tibio. Es el estado físico del boxeador mexicano tras las semifinales en París. El niño que soñaba con batear en las Grandes Ligas de Béisbol ahora pelea en el ring montado en la arcilla de Roland Garros, en París. Su misión: mostrar sus mejores puñetazos durante nueve minutos, divididos en tres rounds, en la gran final de los Juegos Olímpicos. El objetivo ya lo alcanzó al asegurar una medalla, algo que su padre, también boxeador, no pudo conseguir.

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