Después del atentado a bala que sufrió el precandidato presidencial Miguel Uribe Turbay el sábado por la tarde en el occidente de Bogotá, en Colombia se desataron dos cosas: el temor y una lluvia de preguntas y dudas. La angustia y el miedo fueron patentes mientras duró el traslado de Uribe, primero a un hospital de Fontibón, cerca del lugar del ataque, y luego a la Fundación Santa Fe de Bogotá, en el norte de la ciudad. Allí llegaron simpatizantes a mostrar su respaldo al senador, sometido enseguida a una delicada cirugía de urgencia. Las dudas, por su parte, han crecido con el paso de las horas. Algunas se han resuelto; otras permanecen pendientes. A continuación, un resumen de lo acontecido hasta la noche del domingo.