Niños desnutridos y médicos desmayados reflejan una emergencia humanitaria sin precedentes
La hambruna en Gaza se ha convertido en una amenaza tan letal como la guerra misma. En los hospitales que aún operan bajo condiciones extremas, enfermeras se desmayan por falta de comida y agua, mientras los médicos intentan salvar a bebés desnutridos con recursos casi inexistentes.
Las salas de emergencia carecen de fórmulas, sueros, antibióticos y alimentos suficientes. El colapso es tan severo que el personal médico está siendo atendido por sus propios colegas, debilitados por la misma escasez que enfrentan los pacientes.
El Ministerio de Salud de Gaza reporta que al menos 56 personas han muerto por hambre solo en julio, en medio de denuncias de que Israel impuso un bloqueo alimentario casi total entre marzo y mayo. Aunque se ha reanudado la entrada de ayuda humanitaria, el nuevo sistema de distribución, administrado por contratistas privados bajo respaldo israelí, obliga a los civiles a cruzar zonas militares expuestas a fuego.
Los médicos afirman que el acceso seguro a alimentos es casi imposible, y que el costo de productos básicos se ha disparado al punto de volverlos inalcanzables.
Bebés recién nacidos mueren por desnutrición y madres débiles no pueden amamantarlos. Organizaciones como Médicos Sin Fronteras reportan desnutrición en una cuarta parte de los niños atendidos, y denuncian un sistema diseñado para fallar.
Mientras tanto, las autoridades israelíes aseguran que su objetivo es evitar el desvío de alimentos por parte de Hamas, aunque sin pruebas contundentes. Para muchas familias palestinas, la única opción es elegir entre morir de hambre o morir en el intento por conseguir comida.
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— Hora13 Noticias (@hora13noticias) July 28, 2025