Junts per Catalunya ha vivido una semana horribilis a causa de Aliança Catalana, el partido secesionista de postulados ultras que lidera Sílvia Orriols. La dirección de la formación tuvo que marcar territorio frente a Artur Mas, expresidente de la Generalitat con Convergència Democràtica de Catalunya (CDC), que sugirió hace ocho días abrir diálogos con la formación xenófoba. Junts también ha tenido que salir a defenderse por un segundo incumplimiento del pacto con el que todas las formaciones, salvo el PP, aspiran a bloquear la actividad legislativa de la extrema derecha. Los de Carles Puigdemont buscan la receta para enfrentarse a un partido que, según las encuestas, tiene potencial para comerle terreno en las próximas elecciones municipales.