Salvador Illa es una rara avis de la política española. El primer secretario del PSC ha devuelto la normalidad institucional al Palau de la Generalitat en su primer año como president de Cataluña con un estilo opuesto al de la crispación que se ha mudado de Barcelona a Madrid y atenaza el Congreso y el Senado. Católico de izquierdas, de rezo diario, el barón socialista con más poder territorial ha reivindicado su reciente reunión con Carles Puigdemont en Bruselas dentro de su forma de entender la vida y la política basada en el diálogo y el respeto mutuo. “Hace bien poco me he visto con un líder político que piensa muy distinto de mí y con el que va a ser muy difícil que lleguemos a algunos acuerdos, pero cómo le puedo pedir yo a los ciudadanos de Cataluña que convivan pensando de forma distinta si yo no soy capaz de reunirme con un líder que representa al segundo grupo político en el Parlament. Como mínimo, mando un mensaje de que pensamos distinto pero convivimos”, ha explicado en una referencia implícita a la fractura social que causó el procés en un acto que ha mantenido con el presidente de la Conferencia Episcopal Española, Luis Argüello, en la Fundación Pablo VI en Madrid.