El rey Juan Carlos estaba preocupado, incómodo. En los últimos despachos semanales el entonces presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, notaba una actitud inhabitual en el jefe del Estado. Era 2006 y pasados los años, el gobernante socialista ha explicado que esa incomodidad del monarca se justificaba por la intención del Ejecutivo de empezar la discusión y tramitación de una ley de Memoria Histórica antes de que terminara 2007. El presidente le preguntó directamente qué ocurría: “Bueno, tú sabes quién me puso aquí”. Ese “aquí”, era en La Zarzuela, en la jefatura del Estado. El dictador Francisco Franco decidió que muerto él, la Monarquía se restauraría en la persona del príncipe Juan Carlos como rey de España. De la muerte de Franco hasta la elaboración de la Constitución de 1978 pocas cosas estaban escritas, salvo que los Borbones volverían a reinar, aunque con las funciones y prerrogativas que decidieron los partidos políticos —ilegalizados durante 40 años y que protagonizaron la Transición junto a personajes del régimen que apostaron por la democracia— y el empuje de la calle.

hace 2 semanas
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