ELN ahora responsabiliza al gobierno de posible fracaso en el proceso de paz

El proceso de paz con el ELN atraviesa una de sus peores crisis desde que comenzó el diálogo en octubre de 2022. La reanudación de una confrontación armada está a la vuelta de la esquina y las partes están en tónicas distintas. Mientras la delegación del Gobierno insiste en un esfuerzo por salvar la salida negociada, desde la comandancia guerrillera envían mensajes contradictorios.

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Alias Antonio García, máximo comandante del ELN, envió un comunicado a su militancia en el que afirmó que –si el diálogo fracasa– sería por culpa del Gobierno del presidente Gustavo Petro.

“El Gobierno es quien se inclina por otro camino de paz”, afirmó García. Ese mero pronunciamiento parece alejar las posibilidades de revivir el diálogo que permanece congelado desde el pasado 11 de abril.

En la Oficina del Consejero Comisionado de Paz trabajan contra el tiempo. Este 3 de agosto, cuando el reloj marque la media noche, vencerá el cese al fuego bilateral. Hasta ahora no hay atisbos de un acercamiento para una nueva prórroga y, en consecuencia, vendría la confrontación.

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El jefe de la guerrilla parece que no perdonó que el Gobierno adelante diálogos con el denominado Frente Comuneros del Sur, un grupo que ahora es disidente del ELN y que opera principalmente en el departamento de Nariño.

“El Gobierno se inclinó por darle solo un cariz de negociación con ‘grupos de traquetos y comprometidos con economías ilícitas´. Dejó de lado y desconoce acuerdos con la insurgencia armada de carácter social y político que es el ELN, como diciendo: ahora lo prioritario es negociar con los traquetos”, afirmó García.

Los subversivos le pusieron desde mayo pasado cuatro condiciones a la delegación oficial para poder continuar en la mesa: retirar al ELN de la lista de Grupos Armados Organizados (pues según ellos son un movimiento rebelde no mafioso), materializar el Fondo Multidonante para financiarlos a cambio de cesar el secuestro extorsivo, suspender los acercamientos con el frente Comuneros del Sur y frenar las operaciones ofensivas de las FF.MM. y grupos paramilitares en su contra.

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El Gobierno no cedió ante las pretensiones de la guerrilla y ahora la comunicación de las partes parece estar cortada. Los esfuerzos del retorno al diálogo han recaído sobre la iglesia católica y los países garantes, quienes han enviado reiterados mensajes para que las partes vuelvan a la mesa y retomen desde el sexto ciclo.

Es que en el marco de la paz total, el diálogo con el ELN es la conversación más sólida: se alcanzó la firma del acuerdo sobre la participación ciudadana en el proceso de paz, se ha mantenido el cese al fuego por más de un año y han mantenido a los guerrilleros en diálogos continuos por dos años, cifra histórica en el intento de negociar con ese grupo

“El ELN todavía no ha tomado la decisión de dejar las armas y a eso se suma que en la comandancia guerrillera hay un drama constante: piensan que si negocian se van a fragmentar. Por eso les causó tanto ruido la negociación con Comuneros del Sur, saben que otros frentes pueden tomar el mismo camino. Ahí se marcó el punto de quiebre”, analizó Max Yuri Gil, director del Instituto de Estudios Políticos de la UdeA en diálogo con este diario.

Por eso el grupo guerrillero recurrió a culpar al Gobierno, antes de reconocer lo que parece ser su falta de interés en la salida negociada.

“¿Qué garantía de seriedad merece un Gobierno que no cumple lo que acuerda?, ¿qué sentido tiene que desde el Gobierno llamen al ELN a firmar nuevos acuerdos, si no cumplen los anteriores?”, había cuestionado la delegación de la guerrilla en un comunicado del pasado 26 de julio.

El tono de la guerrilla dista del entregado por la delegación de paz del Gobierno. En la mañana de este 31 de julio, afirmaron que harían “todo lo posible” por destrabar la negociación con el grupo subversivo.

“Compartimos el clamor de la sociedad colombiana que nos exige estar a la altura de este tiempo histórico, reafirmamos nuestro compromiso de buscar la protección de la población civil e insistir en el camino de la paz”, dijo la delegación oficial.

De fondo, la guerrilla también parece esperar por el desarrollo de la situación en Venezuela. Una eventual salida de Nicolás Maduro del poder podría cambiar las reglas de juego para ese grupo que también opera en el vecino país.

Sobre el papel, a las dos delegaciones le restan horas para tratar de resolver discrepancias que han sido históricas.

De no llegar a un acuerdo, al presidente Gustavo Petro –que tiene como bandera la política de la paz total– le tocaría reiniciar los acercamientos con el ELN en medio de la confrontación armada.

Ese es un escenario que complicaría, aún más, los intentos de alcanzar la paz con una guerrilla que está a punto de cumplir 60 años en el conflicto.