El problema pedagógico

hace 3 semanas 17

Crítica y pensamiento, Simón Vargas

Por Simón Vargas.

Cabe advertir que la reflexión presentada a continuación es solo un atisbo tangencial a la cuestión y resulta insuficiente para abordar el problema de lo pedagógico en su amplitud.

En la cotidianidad solemos disponer del término “pedagogía” desprevenidamente, sin una concepción clara de lo que lo constituye y sin reconocer sus implicaciones prácticas y teóricas. Es común escuchar en ámbitos diferentes al educativo que se habla de “pedagogía” como un método exclusivo de enseñanza, desconociendo sus fundamentos antropológicos, filosóficos, alcances y objetivos. Se habla por ejemplo de hacer “pedagogía vial”, “pedagogía electoral” y “comparendos pedagógicos”. El ámbito escolar no es la excepción. Donde se supone debiéramos tener una mayor apropiación del concepto hablamos de “pedagogía para la puntualidad y buen uso del uniforme”, “hacer más pedagogía en los descansos”, “pedagogía con las familias para reducir el consumo digital”, etc. A pesar de los esfuerzos teóricos y epistemológicos de algunos docentes investigadores en este contexto para enderezar la cuestión, muchos aún sostienen incluso que la pedagogía es el saber del maestro en el aula, el maestro como portador del “saber pedagógico”, reduciendo la disciplina a una forma de transmitir información y circunscribiendo su dominio al imaginario popular y las aulas de clase.

Podríamos conjeturar que la pedagogía —al igual que la psicología— ha sido un campo disciplinar históricamente en crisis; al no configurar una única unidad conceptual de la cual todos los profesionales puedan beber, al aparentemente no tener un objeto de estudio claro y no producir conocimiento válido, contrastable y verificable según los cánones del positivismo científico. Sin embargo, lo anterior es a todas luces anacrónico y sesgado respecto a lo que define “lo científico” y a su vez “lo pedagógico”. En contraste, vasta producción intelectual a la fecha confirma que la pedagogía constituye un campo disciplinar (disciplina científica) y profesional sólido. Que no se suscribe a un monismo metodológico. Con una arquitectura conceptual refinada y bases epistemológicas desde del paradigma hermenéutico y socio crítico para la producción de conocimiento.

Leer más: Gabriel, la guerra y la música

Por mencionar un acontecimiento histórico importante. En el siglo XIX, a partir de un impulso moderno, renovador y liberal, donde el humano hace de sí su propio objeto de estudio, se catapultó la pedagogía como una reflexión profunda de la praxis educativa en toda su dimensión. Consolidando en particular dos objetos de estudio: la educación y la formación. A partir de allí, se empezaron a configurar las teorías de la educación y la formación como parcelas del conocimiento pedagógico. Desde las teorías de la educación, solo es educación para la pedagogía la incitación hacia la autonomía y la libertad de los individuos, distinto a la incitación para el adoctrinamiento o la instrucción, reivindicando un tipo de educación general, teórica, práctica, estética y moral. Diferente a una educación profesional orientada al servicio y la instrumentalización. Por otro lado, desde las teorías de la formación se erigió la bildung como concepto nuclear, que traduce acerca de la autonomía y el cultivo de sí mismo, a partir de la autoactividad y autodeterminación de los individuos.

Reconociendo que históricamente se han configurado distintas tradiciones pedagógicas y  paradigmas de pensamiento que orientan los procesos formativos y educativos en el ámbito académico y profesional, para hablar de “lo pedagógico” es necesario dejar claro el lugar de enunciación: la tradición pedagógica anglosajona concibe la educación en términos curriculares, es decir, por bloques de contenidos o estructuras de saberes definidos a priori por agentes externos, que orientan lo que los individuos deben aprender y conocer; podríamos decir que esta es una tradición en la que el sujeto juega un papel pasivo en su formación; la tradición francófona propone las “ciencias de la educación” desde un enfoque interdisciplinar que abarca la sociología, la filosofía y la psicología como campos del conocimiento que articulan el saber pedagógico para dar cuenta de la problemática de lo educativo; la tradición alemana trata el asunto de la formación como ideal de libertad, autodeterminación y autonomía del individuo, promueve un enfoque donde el sujeto juega un papel más activo en su formación. Y finalmente la tradición pedagógica latinoamericana, que se orienta por un ideal de liberación, emancipación y descolonización del saber.

Como denominador común a las tradiciones pedagógicas y a los enfoques modernos de la pedagogía, se puede indicar que a través de la reflexión crítica y permanente de la educación y la formación, en toda su amplitud, es decir, en todos los niveles y escenarios posibles, la pedagogía busca producir nuevos conocimientos, ajustados a las realidades y problemáticas educativas contextuales, y al mismo tiempo agenciar la formación de docentes y académicos con mayor dominio y experticia en el campo disciplinar y profesional.

  • El problema pedagógico

    El problema pedagógico

    En la cotidianidad solemos disponer del término “pedagogía” desprevenidamente, sin una concepción clara de lo que lo constituye y sin reconocer sus implicaciones prácticas y teóricas.

  • No tienen el talante para el cargo

    No tienen el talante para el cargo

    “Desafortunadamente hoy en día el ejercicio político y electoral (…) se construye exclusivamente a través de estrategias de marketing, desplegando narrativas acomodadas y malintencionadas, relegando a un costado el análisis reflexivo y crítico”.

  • Alcoholismo, juicio moral y juicio estético

    Alcoholismo, juicio moral y juicio estético

    “El alcohólico no es culpable de su enfermedad; puede ser responsable en la medida que, como sociedad, con empatía y respeto, pongamos un espejo en su rostro y lo acompañemos”.

Leer el artículo completo