El descubrimiento de un campo invisible de la Tierra desafía lo que sabíamos sobre la atmósfera

hace 1 mes 12

Observaciones desde un cohete suborbital de la NASA han permitido medir con éxito por primera vez un campo eléctrico planetario, tan fundamental como sus campos magnético y gravitacional.

Hace más de 60 años, los científicos plantearon por primera vez la hipótesis de que este campo eléctrico ambipolar era el responsable de que la atmósfera de nuestro planeta pudiera escapar por encima de los polos norte y sur de la Tierra.

Las mediciones realizadas desde el cohete Endurance de la NASA han confirmado la existencia del campo ambipolar y cuantificado su fuerza, revelando su papel en el escape atmosférico y en la configuración de nuestra ionosfera (una capa de la atmósfera superior) en términos más generales.

Comprender los complejos movimientos y la evolución de la atmósfera de nuestro planeta proporciona pistas no solo sobre la historia de la Tierra, sino que también nos permite comprender los misterios de otros planetas y determinar cuáles podrían ser aptos para la vida. Se ha publicado un artículo de investigación sobre este tema en la revista Nature.

Desde finales de los años 60, las naves espaciales que sobrevolaban los polos de la Tierra han detectado una corriente de partículas que fluía desde nuestra atmósfera hacia el espacio. Los teóricos predijeron esta corriente, a la que llamaron “viento polar”, lo que estimuló la investigación para comprender sus causas.

Se esperaba cierta cantidad de corriente de nuestra atmósfera. La luz solar intensa y sin filtrar debería hacer que algunas partículas de nuestro aire escaparan al espacio, como el vapor que se evapora de una olla con agua. Pero el viento polar observado era más misterioso. Muchas de las partículas que contenía estaban frías, sin signos de haber sido calentadas, pero viajaban a velocidades supersónicas.

“Algo tenía que estar extrayendo estas partículas de la atmósfera”, dijo en un comunicado Glyn Collinson, investigador principal del Endurance en el Centro de Vuelos Espaciales Goddard de la NASA en Greenbelt, Maryland, y autor principal del artículo.

Los científicos sospechaban que podría estar en funcionamiento un campo eléctrico aún por descubrir. Se esperaba que el hipotético campo eléctrico, generado a escala subatómica, fuera increíblemente débil y que sus efectos se sintieran solo a cientos de kilómetros de distancia.

Durante décadas, detectarlo estaba más allá de los límites de la tecnología existente. En 2016, Collinson y su equipo se pusieron a trabajar en la invención de un nuevo instrumento que creían que estaba a la altura de la tarea de medir el campo ambipolar de la Tierra.

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