Es imperativo que los países de América Latina prioricen de una vez por todas la lucha contra el crimen organizado. La advertencia es del Banco Mundial, que en su último reporte sobre el tema, presentado este lunes en Washington, dibuja un escenario tan sombrío como complejo de resolver. “Su dominio ha aumentado no solo en países como Colombia, Brasil o México, donde el narcotráfico y los grupos criminales, de una u otra forma, han estado presentes durante décadas, sino también en nuevos países”, dice el informe Crimen Organizado y Violencia en América Latina y el Caribe. Las consecuencias negativas de este crecimiento son múltiples, dice el Banco Mundial, y llama la atención sobre la poca efectividad de las políticas de “mano dura” contra el crimen, tan en boga en países como El Salvador y Argentina, si son acompañadas por “medidas de prevención a largo plazo”.