“Disculpe, no puede pasar. Esto es propiedad privada”. La frase, palabra arriba, palabra abajo, se repite a diario desde hace décadas en boca de los guardas de seguridad que custodian la garita de entrada de la isla de Toralla (Vigo, Pontevedra). Así se frena todo deseo de recorrer la isla más inaccesible y exclusiva de la costa gallega: aunque la urbanización es privada, su perímetro tiene que ser accesible al público tanto por la Ley de Costas como por una sentencia del Supremo de 1997. No se cumple. Transición Ecológica tiene previsto abrir una senda pública de kilómetro y medio y seis metros de anchura en la isla, aunque por ahora sigue cerrada. Es uno de los ejemplos que muestra el informe Banderas negras que ha presentado este martes Ecologistas en Acción y que este año pone el foco especialmente en zonas costeras donde se privatiza el espacio público por parte de particulares adinerados y por la sobreexplotación turística.
