De lo ilícito a lo lícito, solo es quitar una letra
Resumen: Según nuestro líder, si le quitamos la "i" a ilícito, se convierte en lícito. Y con esa sencilla fórmula, salvamos el mundo y la Amazonía
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Mientras algunos se arrancan el pelo al escuchar a nuestro presidente, yo no puedo evitar que me salga una carcajada. En serio, no hay comediante que le llegue a los talones. Y lo mejor de todo, sus discursos no tienen «libreto», son pura inspiración. La última vez que lo escuché, me dejó pensando en la magia de las palabras, específicamente, en esa pequeña y poderosa letra: la «i».
Según nuestro líder, si le quitamos la «i» a ilícito, se convierte en lícito. Y con esa sencilla fórmula, salvamos el mundo y la Amazonía. De verdad, qué nivel de simpleza, qué nivel de genialidad. ¿Para qué gastar en operativos, abogados o jueces? Si la solución a la ilegalidad está en quitar la «i», solo nos quedaría la legalidad. Pienso que, a partir de ahora, nuestros problemas se acabaron. Qué tal si le quitamos a DIAN la i, no le pagamos y mejor nos DAN.
Este descubrimiento me ha hecho reflexionar sobre mi vida y mis problemas. ¿Tengo un trabajo incompleto? Le quito la «in» y, ¡listo!, mi jefe ya no me llamará la atención ¿Me siento inútil? Le quito la «in» y ahora soy útil, y mi vida tiene un propósito. No más estrés, ni ansiedad, ni depresión. La clave siempre estuvo en nuestras manos, y lo que es más, en las palabras.
Y qué decir de las relaciones, ese tormento diario de la vida moderna. Si mi pareja me engaña y me es infiel, ¿qué hago? La solución es simple: le quito la «in» y, por arte de magia, mi pareja es fiel otra vez. El dolor y la tristeza se acaban. El engaño no existe si no tiene nombre. Así que, a partir de ahora, no más corazones rotos, no más divorcios, no más engaños.
Esto me lleva a pensar que si quitamos las letras a la sigla LGBTIQ+, todos seremos simplemente humanos. Deberíamos olvidarnos de la diversidad y de respetar a cada uno, pues si no existen las palabras, no existen los problemas. No más violencia ni discriminación. ¿Se da cuenta? El mundo puede ser perfecto si nos deshacemos de algunas letras.
Pensemos también en los sueños. Cuando nos sentimos imposibles de alcanzar alguna meta, le quitamos la «im» y ahora son posibles. Las excusas se terminaron. Ya no hay más «no puedo», solo «puedo». Y si un día me encuentro con alguien anormal, solo le quito la «a» y listo, ahora es normal.
Todo esto me lleva a la conclusión de que nuestra sociedad ha sido, por siglos, un remedio. Hemos gastado millones en soluciones complejas, en políticas públicas y en tecnologías para solucionar problemas que se arreglan con un solo movimiento gramatical. Solo basta un presidente que sea un «remedo de líder» para que nos demos cuenta de lo que somos en verdad, «un remedo de sociedad».
Lo único que me queda por hacer es agradecerle a nuestro presidente por su brillantez. Gracias a él, ya muchas personas no son indignas, solo tenemos que quitarle la «in». Me gusta que la vida sea un chiste, y si no, se lo inventa.
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