Colombia necesita menos políticos en la política
Resumen: En Colombia existe una paradoja que todos conocemos, pero pocos nos atrevemos a expresar con claridad: tenemos demasiados políticos y muy poca política
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En Colombia existe una paradoja que todos conocemos, pero pocos nos atrevemos a expresar con claridad: tenemos demasiados políticos y muy poca política. Sobran quienes buscan cargos, visibilidad, burocracia y poder, pero escasean quienes entienden la política como un ejercicio de propósito nacional, servicio público y transformación profunda. Por eso, más que repetir que necesitamos mayor participación, lo urgente es recordar que lo que realmente necesita Colombia es menos políticos en la política, y más liderazgo con sentido, carácter y visión.
La política nacional se saturó de pequeñas agendas, cálculos cortoplacistas y una competencia voraz por beneficios individuales. En medio de ese ruido, se perdió lo esencial: construir un país, fortalecer instituciones, pensar en los próximos 30 años y no en las próximas elecciones. Hoy, buena parte de nuestra clase dirigente practica una política que gira alrededor de sí misma, y no alrededor de la ciudadanía. Y cuando la política se convierte en un fin y no en un medio, se vacía de ética, de contenido y de futuro.
Por ello Colombia necesita menos políticos: menos operadores de maquinaria, menos administradores del statu quo, menos reproductores de la cultura del atajo. Y necesita más política: más ideas innovadoras, más debates sobre los temas que importan, más valentía para enfrentar intereses enquistados, más rigor para diseñar políticas públicas que no dependan del humor de un gobierno, sino de la estabilidad de un Estado.
La verdadera política—la bien elaborada, la que dignifica, la que inspira, la que convoca— no es la que proclama, sino la que construye. Implica carácter para decir lo que muchos no quieren escuchar, generosidad para reconocer aciertos ajenos, y grandeza para entender que servir no es un trampolín, sino una responsabilidad. Esa política es la que Colombia exige: la que se hace con principios, con visión nacional, con capacidad técnica y con compromiso ético.
Reducir el número de “políticos” no es un llamado a la antipolítica. Todo lo contrario: es un llamado a su recuperación. Es recordar que la política no es espectáculo, ni negocio, ni guerra. Es la misión de diseñar la sociedad que seremos. Y esa misión no admite improvisadores, oportunistas ni egos desbordados.
El país necesita menos políticos para que pueda haber más política. Menos vanidad y más ideas. Menos cálculos y más vocación. Menos confrontación vacía y más discusiones profundas. Menos ruido y más propósito. Porque cuando la política la hacen quienes entienden su significado —y no quienes solo desean ocuparla— el país avanza, la ciudadanía confía y las instituciones se fortalecen. Y ese, al final, es el país que merecemos y el que debemos empezar a construir.
@JuanDaEscobarC
Las opiniones que aquí se publican son responsabilidad de su autor.

hace 6 horas
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