Esta crónica es el eco de un grito de gol imaginario desbordándose en el Atanasio Girardot, un aplauso unánime por un campeón continental.

Esta no es la crónica de lo que fue, sino el relato de la ilusión que todos quisimos vivir. Es el eco de un grito de gol imaginario desbordándose en el Atanasio Girardot, un aplauso unánime por un campeón que ya era dueño del corazón continental.

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Esta es la fantasía en la que el Chapecoense levanta la Copa Sudamericana en suelo colombiano, pero vivo, riendo, celebrando su gesta. Porque, si pudiéramos volver al 28 de noviembre de 2016, todo hincha en Colombia, sin importar el color de la camiseta, habría elegido sin dudarlo, verlos triunfar en la cancha... y verlos regresar a casa.