Así actúa la Junta Directiva del Narcotráfico, sospechosa de conspirar contra Petro y una racha de asesinatos en Bogotá

hace 2 meses 22

La Nueva Junta Directiva del Narcotráfico (NJDN), una organización que ha sabido mantenerse a la sombra durante décadas en Colombia, está ahora en boca de la opinión pública por cuenta de una serie de crímenes en Bogotá y un supuesto complot denunciado por el presidente Gustavo Petro para quitarle la vida.

El jefe de Estado insinuó este viernes en su cuenta de Twitter que al parecer “Iván Mordisco”, el comandante disidente del Estado Mayor Central de las Farc (EMC), habría forjado una alianza con la NJDN para hacerle un atentado durante el desfile militar del pasado 20 de julio, en la capital colombiana.

El cuestionamiento de Petro hacia “Iván Mordisco” surgió de un reportaje publicado en Univisión, en el que el abogado Alexei Schacht expresó que un cliente suyo le advirtió del plan contra Petro, por lo que él informó a los gobiernos de Colombia y EE. UU.

Además de esto, la NJDN también está en la palestra por el asesinato del comerciante de esmeraldas Juan Sebastián Aguilar (“Pedro Pechuga”), a manos de un francotirador, quien le acertó un disparo en el pecho en la urbanización en la cual vivía, en la localidad de Usaquén, el pasado 7 de agosto.

La Junta Directiva del Narcotráfico surgió en los años 90 y permaneció a la sombra de otros carteles del narcotráfico, como los de Medellín, Cali y Norte del Valle. A diferencia de esas organizaciones, que tenían ejércitos de sicarios que peleaban a sangre y fuego contra la Fuerza Pública y otros rivales, los integrantes de la Junta tenían un perfil más empresarial.

Actuaban con la discreción de los hombres de negocios y nunca eligieron un bando, por lo que forjaron alianzas financieras con todas las estructuras ilegales de peso en Colombia: las guerrillas, los paramilitares y los carteles locales y extranjeros.

Su centro de mando era Bogotá y administraban una extensa red de laboratorios de procesamiento de cocaína en los Llanos Orientales, por lo que en algunos círculos les decían el Cartel de los Llanos o, incluso, el Cartel de Bogotá.

Mientras las otras estructuras explotaban los puertos del Caribe y el Pacífico colombianos, la Junta abrió nuevas plataformas de exportación desde las costas de Brasil, Argentina y Uruguay, con vuelos clandestinos y embarques que surcaban el océano Atlántico hacia Europa.

Los principales líderes de la estructura fueron los hermanos Luis Agustín y Juan Francisco Caicedo Velandia (“don Lucho” y “el Ingeniero”), los también hermanos Ignacio y Juan Fernando Álvarez Meyendorff; Daniel “el Loco” Barrera, Julio Alberto Lozano Pirateque (“Patricia”), Claudio Silva Otálora (“el Patrón”) y Óscar Pachón Rozo (“Puntilla”), entre otros.

La Junta Directiva estuvo activa hasta 2010, y se disolvió tras la captura y extradición de sus integrantes. Sin embargo, diez años después se reactivó, cuando al cumplir las sentencias en Estados Unidos, comenzaron a regresar a Colombia.

Fuentes judiciales explicaron que gran parte de las ganancias del grupo se camuflaron en el comercio de esmeraldas y minas de piedras preciosas de Boyacá y Cundinamarca, que quedaron al cuidado de testaferros mientras los verdaderos inversionistas pagaban sus condenas.

Al volver al ruedo, los otrora socios empezaron a reclamar esas millonarias fortunas, hubo traiciones y algunos testaferros, ya convertidos en grandes esmeralderos, se negaron a devolver la plata.

Se refundó así una Nueva Junta Directiva del Narcotráfico, pero fraccionada. De un lado estaban los hermanos Caicedo Velandia y del otro Julio Alberto Lozano Pirateque (“Patricia”). La disputa empezó a verse reflejada en una racha de homicidios que sacudieron a Bogotá.

El 16 de julio de 2021 mataron a balazos a Luis Caicedo (“don Lucho”) y su abogado Julio Enrique Gonzáles, en un parque de Teusaquillo.

En una memoria USB que la Policía decomisó en una operación contra el Clan del Golfo, el máximo líder de ese cartel, Dairo Antonio Úsuga David (“Otoniel”), reveló quién dio esa orden. “A Luis Caicedo lo entregó el mismo socio de él, Julio Lozano, el boyaco. Eran socios, les decían ‘los viejitos’, todo el tiempo han trabajado. Julio fue el que dio la información y lo puso, y por eso hicieron eso allá en Bogotá”.

“Otoniel” tenía claro el panorama porque el Clan del Golfo, tanto en ese entonces como ahora, está interesado en pelearle los negocios a la Njdn.

Luego vinieron otros homicidios de integrantes entre 2022 y 2024, todos vinculados al mundo del narcotráfico o del comercio de esmeraldas, como Jorge Enrique Gómez, David Fernández Barrero (“el Gordo”), Claudio Javier Silva Otálora (“el Patrón”), Maximiliano Cañón Castellanos, Juan Francisco Caicedo Velandia (“el Ingeniero”) y el citado Juan Sebastián Aguilar (“Pedro Pechuga”).

Además de los negocios en el altiplano cundiboyanse, los Llanos Orientales y Bogotá, una de las facciones del grupo también instaló redes en Dubai, en asocio con carteles mexicanos, tal cual lo denunció EL COLOMBIANO en su momento, con base en fuentes policiales.

El propio Petro, en su mensaje de X, hizo énfasis en esa región: “Le preguntaría a alias ‘Ivan Mordisco’ si es cierto que se ha aliado con la autodenominada Nueva Junta del Narcotrafico con sede clandestina en Dubai, desde donde delinquen, para matarme con francotiradores pagos”.

Esta conexión se debe a que uno de sus presuntos líderes, Julio Lozano Pirateque (“Patricia”), se mueve a sus anchas por ese emirato, gracias a un permiso de residencia legal. En ese lujoso destino figura como gerente general de la empresa Global Loz Eight Group.

Dicha compañía es investigada por la Dirección Antinarcóticos de la Policía, bajo sospechas de ser usada para el blanqueo de capitales.

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