La reciente investidura de Donald Trump puede suponer un giro drástico en la política climática y en la normalidad democrática mundial. La retirada masiva de compromisos ambientales por parte de grandes actores financieros, junto con la desregulación promovida por figuras de las Big Tech como Elon Musk o Mark Zuckerberg, representa un ataque directo a los principios democráticos bajo la coartada de la “libertad de expresión”. Naomi Klein nos alertó de la magnitud del peligro cuando “la mayoría de la gente está dispuesta a echar a quien está en el poder, incluso si esto acaba con la democracia”. Estos últimos acontecimientos se suman a una deriva antidemocrática en todo el mundo y en Europa, junto con un aumento de la desinformación y los bulos, que promueven el caldo de cultivo para ello.