“¿Cómo le digo que no volverá a ver su papá?”, dijo entre sollozos la viuda de Daniel Guillermo Suárez, el último chofer asesinado por la ola delictiva que se ha esparcido en Lima y Callao. El martes, en la avenida de Venezuela, el muchacho de 25 años se detuvo en un semáforo en rojo y fue atacado de repente desde una moto. Uno de los disparos le dio en la cabeza y otro le perforó el pecho. Murió en el acto. Hacía poco la empresa de buses para la que trabajaba había sido extorsionada y él había tenido que parar por una semana. Los dueños volvieron a recibir amenazas, pero esta vez no se lo comunicaron a sus conductores quienes salieron a las calles a su suerte.