Hoy he sabido que en la casa de encima de mis difuntos tíos se ha instalado un youtuber. Tras averiguar su nombre, he visto algunos de sus vídeos. Menuda cascada de morralla y consumismo. El fulano ha convertido un piso acogedor en el cruce entre una concept store de Malasaña, un lupanar y un tanatorio. Ha tintado las ventanas (¿por qué?), ha tirado las paredes y ha puesto el dormitorio junto a todas las bajantes de los váteres y las cocinas.