En medio de la vorágine de emociones y pasiones que despierta el fútbol, hay ocasiones en las que nos encontramos con equipos que dan motivos reales para soñar. Y en estos cuadrangulares finales, el Deportivo Independiente Medellín ha sido uno de esos conjuntos que está poniendo a soñar en grande a su poderosa hinchada
Atrás han quedado los errores del guardameta Aguerre, se encuentra más bien alguien quien con su seguridad en el arco es el guardián de nuestras ilusiones. De igual manera la defensa se ha erigido como un muro infranqueable que ha permitido que el “Rey de corazones” haya construido una estructura sólida en la que se apoya su éxito. En los extremos, la velocidad y habilidad desequilibrante han sido armas letales, tejiendo jugadas que alimentan nuestro sueño.
En el centro de la cancha, hay un jugador que ha emergido como un líder en estos momentos cruciales: Homer Martínez, cuya garra y talento nos recuerdan que, en el fútbol, y en la vida misma, se vale soñar. Su presencia en el “Equipo del Pueblo” ha sido fundamental para alcanzar estas importantes victorias de visitante.
Y es en el estadio Atanasio Girardot donde se juega gran parte de este sueño. Por eso, en cada párrafo de esta columna no puedo dejar de recordarle a la poderosa hinchada, que se vale soñar y que su apoyo incondicional puede marcar la diferencia. Hay que llenar al “Coqueto”, acabar el QR y apoyar de principio a fin al “Medallo”.
Detrás de este rendimiento envidiable, el trabajo del preparador físico Walter Rivera y del técnico Alejandro Restrepo es digno de aplauso. Su labor silenciosa pero determinante ha sido clave en el desempeño del equipo, demostrando que, con esfuerzo y dedicación, los sueños se pueden hacer realidad.
Pero no todo es color de rosa. Es imperativo recordar a los jugadores la importancia de mantener la concentración y evitar las tarjetas amarillas, sobre todo en el banco de suplentes. En esta etapa crucial, cada detalle cuenta y no podemos permitirnos distracciones que pongan en riesgo nuestro sueño compartido.
En el fútbol, como en la vida, se vale soñar. Y en estos momentos, en los que el Deportivo Independiente Medellín nos brinda motivos para creer, cada uno de nosotros tiene un papel fundamental en la construcción de ese sueño. Así que abracemos la ilusión, confiemos en nuestro equipo y recordemos, una vez más, que se vale soñar. ¡Vamos por la séptima!
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