A los 30, la piel necesita nuevos cuidados. Muchos dermatólogos coinciden en que esta edad es algo parecido a un punto de inflexión: empieza a caer la producción de colágeno y elastina (esas proteínas que mantienen la piel tersa y elástica), la regeneración celular es más lenta (lo que antes tardaba 28 días en renovarse, ahora puede llevar 35) y comienzan a aparecer las primeras manchas y pigmentaciones. Es ahora cuando el exceso de sol a los 20 comienza a pasar factura. Y, de pronto, un día aparece un pequeño lunar rojo.