“Para mis estudiantes, pararse duro significa reaccionar de manera directa y exponencial a una acción de agravio, de molestia, de irrespeto, con aquella misma acción multiplicada por dos, por tres, por diez”.
Por Carlos Hincapié.
¡Pararse duro! Es la frase que más escucho día a día en mi trabajo. No solo de boca de mis estudiantes, también ha sido expresión de mis colegas, e inclusive de mis jefes. Pararse duro. No se trata de la acción y el efecto de disponer el cuerpo verticalmente de manera abrupta y hacer uso excesivo de fuerza en los músculos de las piernas para efectos de darle rigidez desde los talones hasta los glúteos. Pararse duro. En el contexto desde el que les hablo se refiere a una disposición anímica beligerante, es decir, una actitud de guerra, de combate, de agresividad, en últimas, de violencia. Para mis estudiantes, pararse duro significa reaccionar de manera directa y exponencial a una acción de agravio, de molestia, de irrespeto, con aquella misma acción multiplicada por dos, por tres, por diez. —Entonces si los gritan, ustedes gritan más fuerte. —Obvio profe. —Entonces si los golpean, ustedes golpean con más fuerza. —Pues claro, profe. No somos mancos. Otros estudiantes aún más incisivos (y, dicho sea de paso, son los más destacados en mis clases de Filosofía) llegan a afirmar: —Pues claro, profe. Hay que hacerse respetar y ser valiente, el que perdonaba y ponía la otra mejilla fue traicionado por su propio pueblo y terminó muerto en un tronco de madera. (Posiblemente dichos estudiantes, al tratarse de un colegio arquidiocesano, estén reprobando el área de Religión. Pero calificaciones y credos son materia de otra columna). Por lo pronto, quisiera resaltar el hecho de que en este contexto pararse duro hace del respeto y la valentía valores que deben demostrarse por medio de acciones de combate, de lo contrario eres un “cobarde que te la dejas montar siempre”, por utilizar la expresión menos violenta. Sin embargo, como su profesor constantemente los invito a que piensen su respuesta desde otra posición. —Vamos en este momento a desaprender. Olviden todo lo que saben sobre la valentía y el respeto. Dicho eso, les planteo la siguiente situación: Hay una persona como usted, como yo, que tiene la capacidad de lastimar y herir seriamente a otra persona como usted, como yo, sin sufrir ninguna consecuencia por ello, pero aun así decide no hacerlo. ¿Estamos hablando de alguien cobarde o alguien valiente?