¿Nuevo impuesto para todos?

hace 1 día 8

¿Nuevo impuesto para todos?

Resumen: La memoria es un músculo que, al parecer, se ha atrofiado en algunos. ¿Dónde están aquellos que en gobiernos pasados incendiaron las ciudades y paralizaron el país por una reforma tributaria de menor calado?

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Si usted no sabe de qué indignarse, le recomiendo leer a hasta el final. La reforma tributaria propuesta por el gobierno del Pacto Histórico, bajo la excusa de tapar un desangre fiscal, no es más que una bofetada a la cara de la gente. Nos dijeron que no afectarían al pueblo, que solo los ricos pagarían, pero el proyecto de ley es una prueba irrefutable de lo contrario.

El aumento del 60% de la cerveza, una bebida que hace parte de la vida social de la mayoría de los colombianos, es una medida mezquina y desconectada de la realidad de la gente. ¿Acaso creen que los colombianos de los estratos 1, 2 y 3 no la consumen? Es un golpe directo al bolsillo de la clase media y baja, la misma que en su momento salió a las calles a protestar por mucho menos.

La memoria es un músculo que, al parecer, se ha atrofiado en algunos. ¿Dónde están aquellos que en gobiernos pasados incendiaron las ciudades y paralizaron el país por una reforma tributaria de menor calado? Hoy, con la boca llena y el poder en las manos, guardan un silencio ensordecedor. Es la hipocresía en su máxima expresión. Mientras criticaban el derroche y la corrupción de sus antecesores, ahora nos presentan una reforma de $26,3 billones para financiar un estado que no ha parado de dilapidar los recursos. Y nos quieren convencer de que este impuestazo no afectará la canasta familiar. Es insultante.

El ministro de Hacienda, Germán Ávila, nos trata de tontos cuando afirma que la reforma no tocará el bolsillo de la gente. No se necesita ser un experto en economía para entender que un aumento en el precio de los combustibles, como el ACPM y la gasolina lo cual no sólo encarece el combustible, sino aumenta el precio de los alimentos, o el IVA en los servicios de parqueadero, no va a quedar solo en esos productos. El efecto dominó es inevitable y termina afectando a toda la cadena de producción y consumo. Al final, el aumento se traslada a los precios de los alimentos, los pasajes, los productos básicos. No importa si usted es de estrato 1 o 7, todos somos consumidores y, por ende, todos terminamos pagando los impuestos, directa o indirectamente.

Y la lista de impuestos es interminable, una verdadera pesadilla para el consumidor. Las compras de bajo valor en plataformas internacionales como Temu, Shein y Amazon ahora pagarán el 19% de IVA, ya que dejarán de estar exentas de este impuesto. Un IVA del 19% para ir a un concierto, a un parque de diversiones o a un restaurante. Un 30 % si vendemos nuestro apartamento, o un 41 % de renta si ganamos más de $5 millones. Imponen IVA a las cuotas de administración del edificio ¿En serio creen que estos impuestos solo los pagarán los ricos? La lucha de clases, que tanto predican, se cae por su propio peso ante la realidad de un sistema tributario que, al final, golpea a todos. En lugar de apretarse el cinturón, el gobierno de Petro pretende que sean los colombianos quienes asuman el costo de su mala gestión fiscal.

El descenso es monumental. Los que hoy gobiernan, y que durante su campaña se rasgaron las vestiduras por una reforma tributaria, hoy nos presentan las más agresivas de las últimas décadas. Y lo hacen con la misma arrogancia con la que prometieron un cambio que hoy se ve reflejado en más impuestos y menos prosperidad para la mayoría. La promesa de que “el cambio es para todos” se ha convertido en “los impuestos son para todos”.

La pelota está en la cancha del Congreso de la República, pero ¿quién nos garantiza que no se venderán al mejor postor? Sigo esperando que aquellos que en el pasado eran la voz de la protesta, hoy salgan a las calles a denunciar la injusticia. Sigo esperando que los afines políticos de este gobierno, que hoy disfrutan del poder, rompan el silencio y defiendan los intereses de la gente. Pero parece que la ley del silencio es la única que se está ejerciendo.

Al final, esta reforma tributaria no es más que un reflejo de un gobierno que traicionó a sus electores y que hoy, en lugar de gobernar para todos, se ha dedicado a gobernar para sus propios intereses. Es una reforma hecha para financiar el derroche y la campaña, mientras el bolsillo de los colombianos se desangra.

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