Nuevo estilo de acoso en el Metro de Medellín: la trampa del señalamiento

hace 1 mes 23

Nuevo estilo de acoso en el Metro de Medellín: la trampa del señalamiento

Resumen: La empresa Metro de Medellín, reconocida por su cultura ciudadana y su enfoque en el respeto colectivo, debe tomar nota de esta situación. Urge reforzar la seguridad en las estaciones, no solo con presencia física sino también con monitoreo audiovisual

Este resumen se realiza automáticamente. Si encuentra errores por favor lea el artículo completo.

En medio de la rutina diaria, con el bullicio de los altavoces anunciando la llegada de los trenes y la habitual congestión de las horas pico, un nuevo tipo de acoso ha comenzado a inquietar a los usuarios frecuentes del Metro de Medellín. Un fenómeno silencioso, pero creciente, que se vale del señalamiento falso y la vergüenza pública como forma de manipulación.

Los hechos ocurrieron en la estación San Antonio, uno de los puntos más concurridos del sistema, hacia las 6:30 a.m. Un hombre de más de 50 años —quien relata este hecho en primera persona— fue blanco de una estrategia cuidadosamente ejecutada por dos mujeres.

En la fila de ingreso, cuando el torniquete parecía ser la única barrera a superar, ellas colocaron la mano como si fueran a usar la tarjeta Cívica, pero no lo hicieron. Al sentir el contacto accidental del bolso del hombre, una de ellas gritó sin reparo: —¡Viejo verde! ¡Me va a manosear!

El tumulto y el escándalo paralizaron por un instante la fila. Sin embargo, una testigo cercana intervino rápidamente en defensa del hombre, señalando que había presenciado situaciones similares días atrás y que era evidente que se trataba de una provocación.

“Esa modalidad ya la han hecho con otros señores mayores. Es una trampa”, dijo la mujer. Al notar que la situación no escaló como esperaban, las supuestas agresoras se retiraron del lugar sin siquiera ingresar al sistema, desapareciendo entre la multitud.

Lo alarmante de este hecho no es solo la falsedad de la acusación, sino la intención detrás: generar miedo, manipular emocionalmente o incluso extorsionar. En varios testimonios recogidos en el lugar y por usuarios en redes sociales, se advierte que esta práctica se ha repetido en otras estaciones, especialmente en horas de alto flujo. En algunos casos, los afectados optan por abandonar el lugar ante el temor al señalamiento público o a consecuencias legales injustas.

Una forma de chantaje silencioso

El acoso en el transporte público tradicionalmente ha sido ejercido contra mujeres, y sigue siendo una problemática grave que debe combatirse. Sin embargo, esta nueva modalidad pone en evidencia un uso malintencionado de la legítima lucha contra el acoso, tergiversando el discurso para fines cuestionables.

La empresa Metro de Medellín, reconocida por su cultura ciudadana y su enfoque en el respeto colectivo, debe tomar nota de esta situación. Urge reforzar la seguridad en las estaciones, no solo con presencia física sino también con monitoreo audiovisual y campañas educativas para prevenir cualquier tipo de acoso, ya sea real o simulado.

Asimismo, es necesario abrir canales de denuncia para hombres que también puedan estar siendo víctimas de este tipo de situaciones, muchas veces silenciadas por el estigma o el miedo.

Una advertencia para todos los usuarios

La enseñanza es clara: no todo contacto en el metro es acoso, pero tampoco todo grito es falso. Debemos ser cuidadosos, empáticos, pero también críticos. En una ciudad que avanza en conciencia social, la verdad no puede usarse como herramienta de manipulación. Todos los ciudadanos merecen respeto y protección, sin importar su edad o género.

Aquí más Columnas de Opinión

Las opiniones que aquí se publican son responsabilidad de su autor.

Leer el artículo completo