La ciudad se convierte en una de las primeras del país en contar con un traje de neuromodulación no invasivo para el control de la espasticidad en personas con accidente cerebrovascular.
Medellín da un nuevo paso en la atención de enfermedades neurológicas con la llegada de una tecnología que busca mejorar la movilidad y la calidad de vida de pacientes que viven con secuelas motoras. Se trata de un traje de neuromodulación que ya empezó a utilizarse en la ciudad y que está dirigido a personas con patologías como accidente cerebrovascular (ACV), esclerosis múltiple, parálisis cerebral y traumas de médula espinal, afecciones que comparten un síntoma altamente incapacitante: la espasticidad.
De acuerdo con cifras de la Secretaría de Salud de Medellín, solo en el primer semestre del año se reportaron 352 casos relacionados con accidente cerebrovascular, una de las principales causas de discapacidad en adultos. A este panorama se suma un número significativo de personas diagnosticadas con enfermedades neurológicas crónicas que generan rigidez muscular, dolor, espasmos involuntarios y dificultades para realizar actividades básicas como caminar, vestirse o manipular objetos.
La espasticidad no solo limita el movimiento, sino que también impacta de manera directa la autonomía y la vida social de quienes la padecen. En muchos casos, los tratamientos disponibles resultan insuficientes o invasivos, lo que ha llevado a la búsqueda de alternativas complementarias dentro de los procesos de rehabilitación. En este contexto, Medellín se convierte en una de las primeras ciudades de Colombia en incorporar un traje de neuromodulación de uso clínico, que ya es utilizado por dos pacientes con trauma raquimedular incompleto, quienes han mostrado una reducción en los niveles de rigidez muscular.
El dispositivo funciona mediante estimulación eléctrica simultánea a través de 58 electrodos distribuidos en diferentes zonas del cuerpo. Cada sesión tiene una duración aproximada de 60 minutos y, según el perfil clínico del paciente, los efectos en el control de la espasticidad pueden mantenerse entre 24 y 36 horas después de su aplicación. Esta tecnología actúa bajo el principio de inhibición recíproca, un mecanismo fisiológico que permite que, al activarse un músculo, su antagonista se relaje para facilitar el movimiento coordinado.
Especialistas en rehabilitación explican que este tipo de estimulación ayuda a mejorar la coordinación motora y a disminuir la rigidez, lo que se traduce en avances funcionales que impactan la vida diaria de los pacientes. Movimientos que parecen simples, como sostener una taza, escribir o dar algunos pasos con mayor estabilidad, requieren una compleja interacción muscular que suele verse alterada tras un evento neurológico.
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— Hora13 Noticias (@hora13noticias) December 22, 2025

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