“Mamá, es increíble…”
Resumen: Celebración macabra: el contraste entre el júbilo del Día de la Madre y los alarmantes casos de violencia intrafamiliar en Colombia.
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El domingo anterior se celebró, en gran parte del territorio colombiano, el “día de la madre”, una fiesta que como su nombre lo indica es de júbilo y alegría para compartir con ese ser inmenso y maravilloso que, en alianza con el padre, nos dio la vida, llenándonos de amor y brindándonos siempre lo mejor que tenían; su amor incondicional. Debo reconocer que ese día pasé nostálgico, apesadumbrado y, sin ánimos de hacer nada; mi madre murió hace un poco más de quince años y a pesar del tiempo transcurrido no puedo negar que la extraño y me hace mucha, muchísima falta, no me acostumbro a su ausencia. Por un momento en medio de mi agobio, traje a la memoria mi niñez, años 70’, cuando existía la cultura del ahorro, y, en un tarro viejo con una ranura empezábamos a guardar monedas para el día de la madre, lo malo era que a la mamá le regalábamos cosas para la casa y no para ella, le dábamos ollas, peroles, manteles, baldes; mi madre era feliz con ese montón de cosas que, sin ser para ella nos servían a todos. Que bella y paciente fue mi madre. Recordé también mi barrio, la cuadra donde todos éramos felices celebrando el día de la mamá; gratos momentos.
Después de leer la prensa y organizar algunas cosas de la casa, me dispuse a revisar mi correo y navegar un poco por internet para disipar mi soledad. ¡Vaya sorpresa! Mis ojos se chocaron con un titular de prensa grande que decía: “Un hombre habría asesinado a la mamá en su propia casa en el nororiente de Cali; el hecho sucedió en una vivienda del barrio Villacolombia”. La verdad no salía del asombro, leía y releía el titular con el ánimo de pensar o creer que estaba leyendo mal. “Un hombre de unos 45 años es señalado como el presunto asesino de su propia mamá, con edad entre los 58 y los 60 años. El oficial, de la policía, indicó que, al parecer, hubo una discusión entre la madre y el hijo. Luego, este hombre la habría atacado con un arma blanca o cortopunzante. La señora fue herida a la altura del cuello, y, murió”. Por un momento cerré los ojos, pensé en mi madre y le conté lo que estaba leyendo, terminé diciéndole, “madre, es increíble lo que estamos viviendo…” No entiendo, no cabe en mi mente que en pleno siglo XXI, algunos festejan el día de la madre en medio de la violencia en todas sus formas.
Soy consciente que los tiempos cambian y que nada es eterno, lo que no cabe en mi cabeza es que, en vez de avanzar, pareciera que vamos hacia atrás, cuando los hombres de las cavernas, violentos y caníbales, se devoraban unos a otros. Dicen los que saben que todo este desorden familiar se debe a la falta de autoridad de los padres de familia y al consumo de alcohol y otras sustancias. Supongamos que sí, pero, es que el día de la madre se reúnen hijos, sobrinos, cuñados, nueras, yernos, primos, abuelos, etc. y en medio de copa y copa, salen a flote los reclamos, envidias, reparos, chismes, deudas, infidelidades, peleas anteriores, en fin, lo cierto es que algunos desacuerdos los saldan con insultos y golpes. Ahora, como negar que a esa reunión llega el cuñado que nadie quiere ver ni en pintura, la sobrina creída que se cree rica, la tía chismosa, el protestante que discute con el católico, el solterón, los que no pusieron nada para el almuerzo y llegaron al momento de servir, los que nunca llevan regalo y prometen comprarlo después, en fin, se ven todos y se ve de todo, hay tantas personas como ideologías, creencias, gustos, estados de ánimo; en ese mar de diferencias es donde se tejen las riñas y tristemente algunos homicidios.
En el transcurso de la semana leí en la prensa que mientras la mayoría de las familias se dedicaban a celebrar y ser felices con su madre, la policía batallaba de un lado al otro, esto porque en Medellín, el día de la madre, ¡es el día más violento del año!, se presentaron 366 llamadas a las líneas de emergencia por violencia intrafamiliar, es decir, algunos hogares eran campos de batalla; hubo también 838 llamadas por riñas callejeras y 1.501 por ruido excesivo con equipos de sonido. También me enteré de que en la ciudad se presentan diariamente 33 denuncias por violencia intrafamiliar. ¿Qué está pasando?
Seguramente, ante el desorden familiar ¿Le echarán otra vez la culpa a la escuela? Como cosa rara en este país todo lo quieren resolver en y desde la escuela, cuando el país se lo robaban los corruptos y las cosas no funcionaban, instauraron la cátedra de democracia, cuando el calor sofocó a la clase dirigente y se dieron cuenta que ya no habían árboles, de inmediato cátedra del medio ambiente para todos, ante la proliferación del embarazo adolescente, cátedra de educación sexual, al fracasar la economía hacia el año 2000, cátedra de emprendimiento, al aumentar las cifras de accidentes vehiculares, cátedra de educación vial, etc. No faltará el político mermado que proponga la cátedra de como celebrar el día de la madre. Aunque para algunos suene desfasado, no me cansaré de proponer un trabajo exhaustivo de cultura ciudadana, que los alcaldes piensen en la educación, no me refiero solo a la escuela, sino a la ciudadanía en general. Hacen falta dosis de cultura ciudadana. No nos podemos seguir matando. Alcaldes, ¿dónde están las campañas de respeto al otro, de convivencia y tolerancia que otrora se hicieron? Desafortunadamente los gobiernos nacionales y locales viven desenfocados de las verdaderas necesidades de la sociedad.
“Cuidado, no es lo mismo procrear que ser mamá”
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