Los cómicos salvan el debate democrático

hace 13 horas 8

Donald Trump invitó a Bill Maher a la Casa Blanca, y este lo contó en su programa, subrayando lo majo y amigable que fue el presidente, lo bien que se lo pasaron y lo alejado que era el Trump privado del monstruo grotesco que sube al atril y esputa en las redes. Maher, hasta ahora una de las voces antitrumpistas más escuchadas, abogó por el diálogo y por encontrar puntos de acuerdo. A los pocos días, otro gran cómico judío, Larry David, le respondió en The New York Times con una tribuna titulada Mi cena con Adolf, donde parodiaba el monólogo de Maher narrando una velada ficticia en la chancillería del Reich en 1939 en la que Hitler se mostró divertido y cordial. Es una pieza tan insólita que mereció un comentario del subdirector de opinión, Patrick Healy, explicando por qué hacían con David una excepción a la norma de no publicar textos paródicos en un periódico tan serio que presume del mote de la Dama Gris.

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