Las intrigas detrás de la fortuna perdida de la Casa Castaño, según “Monoleche”

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Una suntuosa colección de obras de arte valoradas en 15 millones de dólares, 40.000 cabezas de ganado y otras millonarias propiedades de los hermanos Castaño Gil, precursores del paramilitarismo en Colombia, están en el limbo por cuenta de una batalla jurídica que enfrenta a dos hombres que compartieron el amor de la misma madre y ahora son enemigos.

La historia, como todas las que rodean los negocios de las autodefensas, está salpicada de sangre. En 2007 el comandante Vicente Castaño Gil (“el Profe”) le entregó una carta a su jefe de seguridad Jesús Ignacio Roldán Pérez (“Monoleche”), en la cual le explicaba cuáles de sus bienes debían ser para los herederos y cuáles para entregar a las víctimas en el marco de la recién aprobada Ley de Justicia y Paz.

Como si lo hubiera presentido, al poco tiempo la muerte llegó a reclamarlo. El 17 de marzo de 2007 un comando armado ingresó a su finca Salsipuedes, en Nechí (Antioquia).

El escuadrón estaba conformado por sicarios de “la Oficina de Envigado”, las desmovilizadas Autodefensas Unidas de Colombia (AUC) y policías corruptos del Gaula.

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Según han expresado algunos reinsertados en sus versiones libres, Vicente se encerró en un baño y se pegó un tiro con el revólver que siempre portaba. Los invasores descuartizaron el cadáver, demolieron el baño y arrojaron los escombros y los restos humanos a las aguas del río Nechí.

“Monoleche”, de acuerdo con su relato, se reunió después con la viuda Alexandra Pimienta Escobar (segunda esposa de Vicente) y con su medio hermano Juan Bautista Roldán, quien había sido adoptado por la mujer y su patrón. Abordaron el asunto de la repartición de bienes y él les puso de presente el escrito del comandante, lo que produjo una discusión, un desacuerdo que hoy en día tiene gran parte de esa herencia embolatada, a juicio de “Monoleche”.

El origen de la fortuna

“Monoleche” se desmovilizó de las AUC en 2004 y, como postulado a los beneficios de Justicia y Paz, ha sido uno de los principales testigos de los fiscales y jueces en su búsqueda por esclarecer los crímenes del paramilitarismo. Accedió a conversar con EL COLOMBIANO porque, desde su perspectiva, las autoridades no están actuando de manera eficaz para garantizar la reparación de las víctimas.

“Me han cambiado 14 veces al fiscal, a cada uno he tenido que repetirle la historia, no han cogido a los testaferros y todos esos bienes y propiedades siguen perdidos”, afirmó.

Este diario obtuvo su declaración por intermedio de abogados, dado que actualmente está preso en la cárcel La Modelo de Barranquilla. Fue reclutado en 1988 por la Casa Castaño, el clan familiar que inició una violenta disputa contra la guerrilla, luego de que las Farc secuestraran y asesinaran a su patriarca Jesús Castaño González (1981).

El muchacho en ese entonces, oriundo de Guadalupe, se convirtió en uno de los escoltas más cercanos a Fidel Castaño, la cabeza del movimiento que al principio denominaban “los Tangueros”, por tener su centro de mando en la finca Las Tangas, de Valencia (Córdoba).

Antes de ser ganadero y paramilitar, Fidel fue un trotamundos. Vivió en Israel, Francia y Estados Unidos, donde se dedicó al comercio de obras de arte. Poco a poco fue adquiriendo una colección de unos 35 cuadros de pintores famosos, recordó “Monoleche”, los cuales fueron exhibidos luego en la mansión de Montecasino, la ostentosa residencia familiar en Medellín. “Nunca me aprendí los nombres de los artistas, porque no fui una persona estudiada, pero él decía que esos cuadros valían entre 12 y 15 millones de dólares en esa época”, acotó.

Otras fuentes indicaron que la colección incluía pinturas de Fernando Botero, Salvador Dalí, Oswaldo Guayasamín y Joan Miró.

Fidel Castaño fue asesinado en 1994 y su hermano Carlos en 2004, en un ataque de sus exsocios en el que participó el propio “Monoleche”. En consecuencia, todos los bienes fueron acumulados por Vicente, el último que quedó de la Casa Castaño.

La lista incluía 40.000 cabezas de ganado, cada una avaluada en $2,5 millones, para un total de $100.000 millones; además de apartamentos y fincas en San Pedro de Urabá, Girardota, La Pintada, Belén de Bajirá, Armenia Mantequilla y otros parajes de Antioquia, Córdoba, Chocó y Bolívar.

Algunas de esas propiedades fueron despojadas de manera violenta a sus dueños originales y otras compradas con las ganancias de la ganadería, el secuestro y el narcotráfico.Según “Monoleche”, el patrón confió la administración de ese patrimonio a su contador Luis Fernando Claros Guerra, quien guardó las pinturas luego del embargo de Montecasino.

Disputa entre familiares

Desde que se postuló a la Ley de Justicia y Paz, “Monoleche” ha confesado homicidios y desplazamientos, entregado fosas clandestinas y listados de bienes y testaferros, con dos frustraciones: la primera es la lentitud de jueces y fiscales para procesar esos hechos, como sucedió el 15 de febrero de 2023, cuando por vencimiento de términos fueron dejados en libertad 16 presuntos testaferros de los Castaño.

La segunda es su familiar Juan Bautista Roldán, quien, según él, ha tratado de recuperar los bienes a la sombra. “Juan es hermano medio por parte de mi mamá. Cuando él tenía como siete años, estaban aguantando hambre, entonces yo le pedí permiso a Vicente y me los traje a él y otros dos hermanitos para Córdoba. Asumí esa responsabilidad porque el papá de él se murió. Cuando tenía 11 años, llevé a Juan a una finca de los Castaño y allá lo conoció la esposa de Vicente, Alexandra Pimienta, quien se enamoró de él porque era monito y bonito. Me preguntó que si se lo podía llevar para cuidarlo y dije que sí. Lo llevó a vivir al apartamento de Cartagena, lo adoptó, le dio estudio en Medellín y Europa”, expresó.

Según las denuncias de “Monoleche” ante los estrados de Justicia y Paz, Juan Bautista vendió las 40.000 cabezas de ganado antes de que el Estado las embargara para las víctimas. “Como lo hizo de afán, le tocó vender fiadas muchas reses”, agregó.

La situación se agravó con el asesinato de Luis Fernando Claros, el contador de Vicente. Henry López Londoño (“Mi Sangre”), quien era cabecilla del Clan del Golfo, lo secuestró durante seis días en una finca del corregimiento Santa Catalina, en San Pedro de Urabá, para que le entregara dinero y varios bienes de Vicente.

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Claros lo convenció de que lo dejara ir a Medellín a reunir la plata, pero al llegar a la metrópoli se escondió por un tiempo. “Juan le pidió a otro hijo de Vicente que lo citara en una cafetería, y Fernando Claros fue, a pesar de las advertencias de su esposa”, narró “Monoleche”.

El contador llegó a una cafetería del sector Santa Gema, en el occidente de Medellín, el 26 de enero de 2011, y fue acribillado por los sicarios del Clan del Golfo. “Por la noche, Juan Bautista se le apareció a la viuda y la obligó a entregarle las obras de arte. Ella misma me dijo que volvió a los cuatro días a reclamarle que uno de los cuadros había sido falsificado, pero ella no sabía nada. Todo esto se lo conté a la Fiscalía”, señaló “Monoleche”.

Enredos jurídicos

“Monoleche” cumplió su periodo en la cárcel en 2014 y al salir, para su sorpresa, fue capturado de nuevo. La Fiscalía no solo lo acusó de la muerte del contador Claros, sino de otros dos homicidios y un despojo de tierras en Córdoba. El expediente estuvo viciado desde el inicio, al punto de que el juez desestimó todos los testigos del ente acusador, compulsó copias para que investigaran las “falacias” de la fiscal involucrada y decretó en 2016 la libertad de “Monoleche”, quien cree que su medio hermano orquestó un fallido montaje judicial en su contra. Allí no paró el enfrentamiento.

En 2023 fue arrestado otra vez, acusado de participar en el homicidio de la lideresa de reclamantes de tierra, Yolanda Izquierdo Berrío, perpetrado el 31 de enero de 2007 en Montería. El detenido se declaró inocente.

Juan Bautista, en persona y a través de terceros, ha interpuesto múltiples denuncias en contra de “Monoleche”, y viceversa, su medio hermano también lo ha denunciado. Las querellas van desde imputaciones por despojos de tierra, testaferrato y homicidios, hasta presuntos complots del uno para mandar a matar al otro. Jesús Ignacio le detalló a este diario que su equipo jurídico está preparando un documento para enviarlo a la nueva fiscal General, Luz Adriana Camargo, explicándole todas las irregularidades detrás de la persecución de los bienes de la Casa Castaño, con el entramado de testaferros que siguen en la impunidad y su relación con servidores públicos que, al parecer, estarían involucrados en la desaparición de esa fortuna.

Asegura que tiene evidencias, que aportará en su debido momento, aunque reconoce que aquel escrito de Vicente, en el que definía el destino de los bienes, se perdió en uno de los traslados de cárcel.

EL COLOMBIANO intentó localizar a Juan Bautista Roldán para preguntarle sobre este asunto, y al cierre de la edición no fue posible ubicarlo. Estás páginas están abiertas para conocer su versión.

Mientras espera que los fiscales de Justicia y Paz encuentren la totalidad de los inmuebles que él ha enumerado, “Monoleche” está pendiente de que se resuelva su situación frente al caso de Yolanda Izquierdo. La audiencia de preparación del juicio ha sido aplazada dos veces y reprogramada para el próximo 27 de septiembre.

Desde la celda, manifestó que quiere “que la muerte de Fernando Claros no quede impune. Ese caso va a esclarecer muchas cosas, ahí se sabrá quién se quedó con todas esas obras de arte de los Castaño”.

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