Las comidas de los domingos en casa de mis padres eran sagradas. En una familia sin más credo que el trabajo y la decencia ni más misas que las de las bodas y los duelos, la comunión alrededor de la paella de mi madre y el vino del pueblo de mi padre era lo más cerca que estuvimos sus cuatro hijos de catar por gusto el cuerpo y la sangre de Cristo. Nunca hizo falta doblar campanas para convocar el oficio. Se iba todos los santos domingos del año y, si no se podía, había que justificar el motivo, o comerse los ofendidos morros de mi madre y el solidario silencio de mi padre hasta el domingo siguiente, al que acudías con una bandeja de medio kilo de pasteles para hacerte perdonar el pecado y se te absolvía en el nombre de ambos. En aquella mesa de mis padres, y en sus prolegómenos, y en sus fregotes en la cocina, y en sus sobremesas sin hora, se reía, se lloraba, te cabreabas y te arreglabas, se pasaba revista a novios, embarazos, divorcios, ascensos y caídas laborales y personales y, ay, se hacía como que nada nuestro podría ser tan grave como para separarnos nunca, hasta los respectivos y fatales diagnósticos de los males que se los iban a llevar por delante. Entonces, sí, se acabó lo que se daba. Ninguno de los hijos hemos sido capaces de recoger el testigo. Yo, la primera.
Las comidas de los domingos
hace 2 meses
50
Relacionado
¡Próximamente habrá una nueva página web!
Tendencias
3.
prosperidad
10.
quimbaya
Popular
Las peligrosas alianzas del Gobierno Petro
hace 18 horas
17
¡Horror en Bosa! Asegurado en prisión presunto responsable d...
hace 6 horas
16
Macabro hallazgo, a pocos metros de una unidad residencial e...
hace 6 horas
16
Bomberos recomiendan precaución durante el Día de velitas pa...
hace 6 horas
14
Hallan cuerpo envuelto en bolsa y polisombra en Sabaneta
hace 22 horas
11
© Desde Aqui Medellin 2025. Todos los derechos reservados








English (US) ·
Spanish (CO) ·